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Gallegos en la cima

Vania de la Fuente Núñez: "La epidemia del ébola nos obligó a abordar dilemas éticos que nunca se habían dado"

Trabaja en la sede central de la OMS en Ginebra y es experta en epidemias, I+D en salud y envejecimiento

Vania de la Fuente es experta en epidemias y envejecimiento en la sede central de la OMS, en Ginebra.

El peor brote de ébola de la historia dejó más de 11.000 víctimas mortales y obligó a la comunidad internacional a enfrentarse a retos inéditos. En muchos casos, de carácter deontológico, por ejemplo, a la hora de aplicar medicamentos experimentales para intentar frenar un virus que carece de tratamiento definitivo. "Hubo que dar una respuesta muy rápida a una enfermedad devastadora y con capacidad de propagación mundial que originó dilemas que no habían surgido en epidemias anteriores", destaca Vania de la Fuente (A Coruña, 1988), experta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su sede central de Ginebra.

Se incorporó a su unidad de ética en 2014 para dedicarse a tareas relacionadas con la temida enfermedad: "Fue un trabajo fascinante. La OMS puso en práctica por primera vez un proceso de revisión rápida para autorizar proyectos de investigación. Y también elaboramos guías para abordar todas las enfermedades infecciosas desde un punto de vista ético. Son un instrumento para ayudar en la toma de decisiones a los gestores políticos, expertos o investigadores. Ninguna solución puede satisfacer todas las necesidades pero es importante que las autoridades sean transparentes y que prioricen programas que tengan valores éticos".

Durante esa época, Vania también participó en el desarrollo del Observatorio Global de I+D en Salud, cuyo objetivo es intentar dirigir las investigaciones y la financiación hacia las áreas o segmentos de la población que más lo necesitan.

Antes de finales del año pasado, Vania se incorporaba al departamento de envejecimiento de la OMS, cuya tarea es propiciar un cambio global respecto a la salud y la consideración que tenemos de nuestros mayores. "Un niño nacido en Galicia en 2015 tiene una esperanza de vida 3 o 4 años mayor que otro nacido en 2000 y la diferencia es de casi 10 años respecto a los de los años 70. Es un tema muy relevante y tenemos muchos retos por delante", reconoce.

En mayo pasado, se aprobaba la Estrategia y Plan de Acción Mundial sobre Envejecimiento y Salud que contempla objetivos relacionados con la organización de sistemas de salud más integrales y con énfasis en la atención crónica, la creación de entornos adecuados para los mayores y la lucha contra los estereotipos y la discriminación. "En 2050, el 22% de la población será mayor de 60 años. El trabajo por hacer es muchísimo", apunta.

Más de 7.000 personas de más de 150 nacionalidades trabajan para la OMS en diferentes países, las seis oficinas regionales o en la sede central de Ginebra. Para Vania es "un privilegio" formar parte de este organismo de la ONU creado en 1948: "Al principio, impone respeto por el impacto que puede generar tu trabajo, pero es muy estimulante estar rodeada de grandes expertos y participar en reuniones donde la presencia de gente de 20 países es lo usual. Aprendes a diario y estás continuamente motivada para afrontar los retos sanitarios de la población mundial".

Esta capacidad de mejora es la que no le hace echar en falta la atención clínica. "En la consulta tratas a pacientes con diferentes problemas, pero este trabajo está relacionado con la implementación de políticas en los países que van más allá y que incluso pueden evitar que esas personas tengan que acudir al médico. Tengo la oportunidad de contribuir a mejorar la situación de más personas", reflexiona.

Vania comenzó Medicina en Santiago pero completó sus estudios en la Humboldt de Berlín y en Cataluña, experiencias que le "abrieron los ojos" a la salud global. "En Alemania pude explorar otro sistema sanitario y en Barcelona conocí a gente que me ayudó a entender que existía otro tipo de trabajo. Durante la carrera no se ven otras opciones además de la clínica, pero hay muchas salidas diferentes", explica Vania, que también cuenta con un máster en Filosofía, Política y Economía de la Salud por la University College London y acumula experiencia profesional en diferentes ONG como Médicos del Mundo, Por una Sonrisa en África o Cruz Roja.

No descarta regresar a España, quizá a ciudades como Madrid y Barcelona que ofrecen más oportunidades laborales en el área internacional. Mientras tanto, está "a dos horas en avión" de su casa y además en Ginebra resulta fácil combatir la morriña: "No creía que después de la emigración de los 50 y los 60 se mantuviese tanto la presencia gallega. Es fácil ir a un supermercado y escuchar hablar en nuestra lengua. Las pasadas navidades comimos en uno de los numerosos centros gallegos como si estuviésemos en casa".

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