"Todas las decisiones médicas que se tomaron con respecto a Desirée fueron las correctas. Que le hubiera practicado a su ingreso un angiotac no variaría nada porque durante su estancia en el centro médico El Castro su pierna era viable". Tajante y portando multitud de documentos e imágenes que acreditan sus actuaciones, compareció ayer el traumatólogo Pedro Larrauri acusado de una presunta negligencia que motivó la amputación de la pierna derecha de la gimnasta de élite de Vigo, Desirée Vila en 2015, cuando ésta tenía 16 años. La joven sufrió múltiples roturas en su rodilla a raíz de un mal salto mortal mientras entrenaba.

El miembro inferior terminó en isquemia, es decir, la sangre no le llegaba a los dedos de los pies ni a la pierna debido a una obstrucción en la arteria poplítea lo que obligó a su amputación. La acusación de la familia de la joven contra Larrauri se basa en que a su ingreso en el centro médico El Castro no se le realizaron las pruebas correctas para su diagnóstico y que éste se produjo tan tarde que fue imposible salvar la pierna. Por contra, el traumatólogo se defendió asegurando que no fue hasta el cuarto día de ingreso que "vio algún síntoma de problema vascular, pero nunca isquemia". "La pierna estaba constantemente monitorizada. Se le miraba el pulso pedio, el color era normal, la piel también y a través del pulsioximetro se demostraba que la sangre sí llegaba al pie. No se le practicó ningún angiotac porque no había signos de lesión arterial. Además tenía sensibilidad en el pie, y esto es incompatible con la isquemia", argumentó el acusado.

No fue hasta el cuarto día de estancia de la joven en el centro cuando, al bajarla a quirófano para el cierre de una herida tras la primera operación, el doctor avistó una "circulación precaria de la sangre. Los datos que marcaba el pulsoxiometro eran inestables, subían y bajaban, así que solicité un angiotac para Desirée". Esta prueba desveló que hay una interrupción abrupta de la arteria poplítea "sin embargo había buena circulación colateral y por lo tanto la sangre llegaba al pie"¿Pero es suficiente una sola vena para oxigenar y mantener con vida los músculos y nervios de un miembro? Bajo esta línea argumental basó la acusación particular de la familia de la joven su querella contra el médico.

Tras este hallazgo en el angiotac, el médico deriva a la joven a otro hospital vigués, tras un intento nulo de derivarla a un centro coruñés, para que se le practique una intervención vascular que descomprima esta arteria obstruida.

A su llegada al hospital Povisa, el médico que la atendió, el cirujano cardiovascular M. Lores, sin llegar a realizar ninguna prueba a la joven y solo con una primera exploración clínica determina que la pierna de Desirée se encuentra en "isquemia crítica". "En cuestión de diez minutos la mandé para quirófano, sabía que las posibilidades de salvar la pierna eran mínimas pero lo mínimo era intentarlo", afirmó el facultativo. Tras serle practicado a la joven hasta tres baipás desde la primera porción de la poplítea hasta la tercera y un intento de dilatar el resto de arterias obstruidas "fue imposible recuperar el miembro" y dos días después, un forense procedió con la amputación de la misma.

Mientras este cirujano, que compareció en calidad de testigo en la vista afirma que a su llegada a este centro médico la pierna de la joven ya se encontraba en isquemia, el acusado Larrauri afirma que fue la mala realización del baipás lo que derivó la obstrucción de la única arteria que llevaba la sangre al miembro de la joven.

Desirée Vila, reconoció que mientras fue tratada por el acusado "no notaba el pie, no tenía sensibilidad ninguna y nadie hacía nada. Sentí desde el principio que algo iba mal, yo solo quería saber si iba a volver a caminar", explicó la joven ante la magistrada del Juzgado de lo Penal 3 de Vigo.