La distribuidora de cubos de Rubik presentaron ayer un nuevo cubo con cinco juegos y música que revoluciona el concepto del rompecabezas tradicional y busca "entretener y divertir", según explicó el campeón del mundo de velocidad al hacer un cubo, Ernesto Fernández.

El Rubik's Spark es un puzzle más grande que el habitual, pero con todas sus caras blancas y las piezas iluminadas con luces led rojas además de un giroscopio, un acelerómetro, un sensor de posicionamiento y un altavoz.

El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (Muncyt) de A Coruña acogió la puesta de largo de este nuevo juguete que estará a la venta la próxima semana desde 39,99 euros.

Ernesto Fernández ha detallado que tiene "cinco juegos con veintiséis niveles de dificultad en los que se mejora en agilidad visual, agilidad mental y visión en tres dimensiones al ver cómo se mueven las luces en el espacio". "Tiene una aplicación más original, el Rubik's DJ para componer música. Con él, según cómo los vayamos moviendo, vamos a componer música", ha continuado.

Se trata de un juguete que funciona con pilas y es "muy intuitivo", que tiene como objetivo principal "entretener o divertir" en sus modalidades para "uno o varios jugadores".

"Rubik espera que sea el juguete estrella de estas navidades con un concepto diferente al del cubo tradicional. Sirve para jugar en familia, entre varias personas y plantea juegos de agilidad y rapidez", ha continuado.

Lo recomienda para niños a partir de seis años y reconoce, tras dos meses de trabajo con el prototipo, que "llama mucho la atención porque es blanco y no se puede mover, se trata de un juego muy innovador, muy original y muy divertido", ha finalizado.

Historia de un juego

Erno Rubik, profesor de arquitectura en Budapest (Hungría) se propuso en 1974 crear un objeto que se suponía que no era posible. Un cubo tipo puzzle, formado a su vez por cubos que rotaban y se movían. Tardó cerca de un mes en construir el primer cubo de Rubik, sin saber que sería el juguete más vendido del mundo.

El profesor o utilizó primero en sus clases, para explicar cuestiones de espaciales, pero pronto vio su potencial. Logró que los fabricaran y distribuyeran, primero en Hungría y bajo el nombre de Cubo Mágico.

Salir de Hungría no fue fácil, ya que por aquel entonces el comunismo controlaba las exportaciones importaciones. Pero viajó en los bolsillos de matemáticos y a la Feria del Juguete de Nuremberg en 1979. Ese fue su salto definitivo.

Desde entonces se han vendido más de 400 millones de cubos y se estima que una de cada siete personas ha jugado con él. Ha llegado a crear un movimiento artístico, el Rubik Cubismo.

Ahora inicia una nueva etapa, la electrónica.