La lluvia también complicó los trabajos nocturnos en Gondomar, donde a los alfombristas les resultó imposible tapizar por completo la escalinata de San Benito. Sobre sus 800 metros se extiende tradicionalmente un manto de flores que desafía a la gravedad cubriendo incluso la cara vertical de sus 40 escalones, pero ayer no hubo manera.

Con todo, la iglesia parroquial amaneció rodeada de la habitual ornamentación de Corpus Christi, con vistosos diseños que fueron fruto de semanas de esfuerzo compartido por diferentes colectivos sociales del municipio: los centros culturales de Vincios, Chaín y Mañufe, el grupo de gaitas de Couso, la comisión de fiestas de Chaín y varias asociaciones vecinales de las distintas parroquias.

Las alfombras cubrieron no solo el entorno de San Benito, sino también las calles Eduardo Iglesias y Ángel Urzáiz, por las que también discurrió la procesión tras la misa celebrada a las 12.30 horas en la que varios niños tomaron la Primera Comunión.

La mañana discurrió de forma similar en Baiona, donde los vecinos del casco histórico lograron cubrir con tapices florales las calles por las que transitó la procesión, que arrancó de la iglesia de Santa María tras la misa del mediodía.

Al finalizar el recorrido, de vuelta en Santa Liberata, se volvió a bailar la danza de espadas que llevaba sin realizarse el día de Corpus desde hacía más de cien años. Los bailarines, que hasta ahora danzaban solo en los actos en honor a la Virgen del Carmen y en la Anunciada, recuperaron así una tradición con más de cuatro siglos de historia