Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alberto Cortez: "No somos los que escribimos versitos los llamados a cambiar el mundo"

"Le canto a lo que sacude mi corazón", afirma el cantante, que actúa en Vigo el día 20

El cantautor argentino Alberto Cortez. // Efe

"El abuelo", "Callejero", "Mi árbol y yo", "Castillos en el aire", "En un rincón del alma" y "Las palmeras" son solo algunos de las canciones con las que conquistó al público y que interpretará el próximo día 20 (20.30 horas) en el Teatro Afundación de Vigo, dentro de su gira "El regreso". Se trata, sin embargo, de un retorno relativo, asegura Alberto Cortez (Rancul, Argentina, 1940), ya que su alejamiento de los escenarios no fue voluntario, sino que se debió a motivos de salud. El cantautor y poeta argentino tiene intención de continuar componiendo y cantando mientras existan cosas que inspiren sus versos.

-¿A qué Alberto Cortez verá el público en este regreso?

-Se le ha llamado 'El regreso', pero en realidad, nunca me fui del todo. Tuve que bajarme de los escenarios porque me rompí la cadera izquierda y luego la operación no salió demasiado bien. Simplemente, no podía responder a quienes querían contratarme porque no estaba en condiciones. En este llamado regreso, lo que hago es cantar las canciones que la gente espera escuchar siempre en mis conciertos.

-Cincuenta años en la música. ¿Cuál es el secreto para tener una carrera tan longeva?

-Un poco de ánimo y amar tu oficio. Yo amo lo que hago y lo hago con mi mejor sapiencia, con todo lo que he ido aprendiendo a lo largo de los años. Y sobre todo, siendo respetuoso con el público. Y volver a Galicia es siempre especial para mí. Y no lo digo para donar la píldora a los lectores de FARO, sino porque mi padre nació en Galicia. Mis abuelos paternos eran de Punxín, Ourense, donde incluso tengo una calle. Tuve el lujo de cantar allí y cuando interpreté "El abuelo" le puedo asegurar que vi el rostro de mi abuelo en cada una de las caras del público. Y actuar en Vigo es como volver a la base. De allí salieron mis abuelos hacia Argentina.

-¿A qué le canta hoy Alberto Cortez?

-Le canto a las cosas que siento, a las cosas que veo, a las que me sugieren algún tipo de poema para poder musicalizar y cantar. Le canto a las cosas que me sorprenden cotidianamente. Hay una canción, "La miel o las abejas", por ejemplo, que nació de un cartel publicitario en el que se veía el dibujo de un anciano y decía: "¿Dónde dormirá esta noche?" Y cuando uno tiene ya la experiencia de haber caminado mucho y de saber el precio de las cosas, uno se dice: "Caray, con el dinero empleado para hacer todas esas pegatinas quizá hubieran podido construir un asilo para esos ancianos que no saben dónde dormir esta noche. Otras están relacionadas con la relación amorosa...

-¿Y le canta más al amor o al desamor?

-Fundamentalmente, le canto a lo que sacude mi corazón, a mi sensibilidad, y puede ser el amor o el desamor. Por eso, hay canciones de desamor, como "Aromas", y otras que no lo son, como "En un rincón del alma".

-¿Cuál diría que es el tema que no puede faltar en sus conciertos?

-"Las palmeras", por ejemplo, que ha atravesado el tiempo como una ballesta inmensa y la gente me la sigue reclamando cuarenta años después.

-¿Qué hace que un tema atraviese el tiempo, como dice usted, y se convierta en un clásico?

-Esta es una lotería que tenemos que jugar todos los que nos subimos a un escenario. Supongo que a los autores de teatro debe pasarles lo mismo: escriben una obra y luego tienen que ver cómo reacciona la gente. No he analizado por qué unas canciones funcionan más que otras. Solo sé que gustan al público y eso es más que suficiente.

-¿La poesía puede cambiar el mundo?

-No somos los que escribimos versitos los llamados a cambiar el mundo. Esto está en manos de otra gente, de aquellos que se dedican a manejar gran cantidad de gente, los gobernantes. La poesía siempre es bienvenida porque es una obra de arte, esté bien o mal escrita, a la que podemos juzgar y decir me gusta o no me gusta.

-Si echa la vista atrás en su trayectoria profesional, ¿qué sensaciones le vienen, qué es lo que ve?

-Veo un tiempo muy feliz. Yo soy muy feliz cuando me subo a un escenario y canto. Ganarse la vida cantando es algo que mucha gente quisiera y no lo consigue. Por eso no puedo quejarme. Además, me gusta mucho mi profesión y siempre intento ser el mejor Alberto Cortez que existe, más allá de lo que pueda ser comparativamente con otros artistas.

-Hablando de otros artistas, usted ha colaborado con muchos a lo largo de estos 50 años. ¿Qué le aportan estas colaboraciones?

-Aporta el despertar, y tener siempre al público interesado en la vida artística. Si nosotros llenamos un teatro quiere decir que hemos cumplido con una misión, es decir, hemos traspasado esa barrera que existe entre el borde del escenario y la platea donde el público se sienta.

-¿Cómo ve el panorama cultural actual?

-Es una cuestión muy compleja. No es una cosa que pueda juzgarla por encima. Pero lo que quisiera es que dejáramos de ser imitadores de cosas, de querer ser americanos para ser finalmente españoles, y vivir en una España total y fundamental para la historia de la humanidad, mucho más allá de lo que podamos llegar a ser si aprendemos inglés, francés o alemán.

Compartir el artículo

stats