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Sobreproteger a los hijos, el mayor error en la educación

Francisco Castaño afirma que la violencia filioparental, de la que hubo 400.000 denuncias en 2014, "no es un problema de barrio marginal" - "Es necesario establecer límites", dijeron

Pedro García Aguado, orientador juvenil y conductor del programa "Hermano mayor", y Francisco Castaño Mena, profesor especializado en jóvenes con problemas de conducta, llamaron ayer la atención en el Club FARO sobre la abundancia de padres sobreprotectores y sobre la "laxitud en la educación" recibida por los niños nacidos a partir de la década de 1990. "El mayor error en la educación actual es la sobreprotección -dijo García Aguado-. Estamos fomentando en nuestros hijos una incapacidad para tolerar la frustración". Tanto el exjugador olímpico de waterpolo como Castaño Mena, creadores del proyecto "Aprender a educar", coincidieron en que "es necesario establecer normas" para evitar los "niños tiranos", aquellos que reaccionan con violencia ante cualquier adversidad.

Destacaron que en 2014 se presentaron en España 400.000 denuncias por violencia filioparental, y que la mitad de ellas correspondían a familias de clase media y alta, con estudios superiores. "No es un problema de barrio marginal", subrayó Francisco Castaño.

Tras ser presentados por la psicóloga y psicopedagoga María Ferreiro, directora del Instituto de Tratamiento de la Conducta de Vigo, Pedro García Aguado y Francisco Castaño explicaron las bases de su proyecto, destinado a sensibilizar a padres y educadores sobre las necesidades educativas de niños y jóvenes, para prevenir el fracaso escolar, los trastornos de conducta y las adicciones. Acaba de abrir una delegación en Galicia y sus datos figuran en la página web aprenderaeducar.org. "Los chicos no son malos, simplemente se comportan mal", precisó Pedro García Aguado, quien, después de triunfar en su carrera deportiva, tuvo problemas con las drogas. Francisco Castaño subrayó que "no por el hecho de tener hijos sabes educar", de la misma forma que "no por el hecho de montar a caballo sabes montar". "Por eso hay que pensárselo bien antes de montar...", retrucó con ironía Aguado.

Niños "redondos y cuadrados"

"Nos hemos vuelto sufridores, pensamos que nuestros hijos son de cristal y que se van a romper", comentó el conductor de los programas "Hermano mayor" y "El campamento", en la cadena Cuatro, quien, junto a Francisco Castaño, ha escrito los libros "Aprender a educar" y "Aprender a educar 2". Ambos expertos distinguen entre "niños redondos" y "niños cuadrados" para resolver la eterna cuestión de por qué dos hermanos educados de idéntica forma pueden tener diferentes tendencias de comportamiento. Llaman niños "cuadrados" a los más testarudos, los que más se resisten a hacer lo que se les dice.

También distinguieron entre varios tipos de padres: "autoritarios", "sobreprotectores", "colegas" y "empáticos". Para explicarlo pusieron el ejemplo del niño al que confiscan el móvil en el colegio porque lo utilizó durante una clase. El padre autoritario le dejaría tres meses sin móvil, un castigo muy duro: "El niño se va a especializar en hacer trucos para saltarse la norma de no sacar el móvil en clase, pero no ha entendido por qué no debe hacerlo. El padre autoritario se toma el problema como algo personal".

En cambio, los padres sobreprotectores se creerán la versión del hijo, que ha dicho que el director del colegio le ha humillado, y pondrán en evidencia al profesor. Dirán: "Llamo al psicólogo y te cambio de colegio. Hay muchísimos casos de padres así".

El padre "colega" le dirá a su hijo que saque el móvil por debajo de la mesa para que no le pillen. "Nos olvidamos de la pequeña jerarquía que hay que tener -dijo Francisco Castaño-. Alguna vez hay que decir que no. No podemos ser colegas de nuestros hijos porque les dejamos huérfanos".

Padres empáticos

Por último, deben intentar ser "padres empáticos". Esperarán a llegar a casa para hablar del asunto sin levantar la voz. Le dirán a su hijo que estará una semana sin llevar el móvil al instituto, y el chaval aceptará las consecuencias porque previamente le han avisado de que ese iba a ser el periodo sin móvil si se lo quitan en clase.

Aguado y Castaño alertaron sobre la "fisura educativa" que se produce cuando hay un desacuerdo entre los padres sobre la educación de sus hijos: "No debes desautorizar a tu pareja delante de tu hijo, genera mucha inestabilidad en ellos y siempre buscarán al más permisivo", aconsejaron.

"Educar no es una ciencia, es un arte", recordaron estos expertos, que hicieron hincapié en el principio de que "educamos con lo que hacemos más que con lo que decimos".

"Las normas delimitan un terreno de juego donde el niño se sentirá cómodo"

  • Pedro García Aguado y Francisco Castaño Mena recomendaron realizar charlas de diez minutos con los hijos, en lugar de hablarles durante hora y media, ya que después de un cuarto de hora suelen desconectar y no prestar atención.Las normas deben ser pocas y claras. "Las normas delimitan un terreno de juego donde el niño se sentirá cómodo y seguro", dijo Aguado. Junto con las normas es necesario establecer límites, como las horas en las que el hijo podrá jugar con la consola de videojuegos.Alertaron sobre las recompensas, del tipo: "si haces la cama te doy cinco euros". A la larga pueden producir lo que ellos llamaron "niños foca", que esperan siempre una recompensa inmediata por cada buena acción. "Hay que reforzar lo que hacen bien, no recompensarlo, y si lo hacen mal, que haya consecuencias. Los límites les hacen saber lo que hay. Se los van a saltar, pero asumirán las consecuencias de buen grado".ValoresAl final de su charla, los promotores del proyecto "Aprender a educar" explicaron una serie de valores que conviene inculcar en los hijos. Entre ellos, la perseverancia, la responsabilidad, el respeto y la paciencia. "Los de mi generación esperábamos meses hasta que se acababa un carrete y ya podíamos mandar a revelar las fotos -puso Aguado como ejemplo-. Hoy las hacen al instante y obtienen recompensa inmediata en forma de "me gusta" en Facebook e Instagram. También soportábamos la frustración cuando todas las fotos salían veladas o mal iluminadas. Cuando el niño esté frustrado, que llore. Ya se le pasará, no se va a traumatizar por ello".

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