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Kreimer: "Andar en bicicleta nos hace mejor persona, cada pedalada te acerca a ti mismo"

El periodista, escritor y editor propone el ciclismo urbano como camino y transporte sostenible, además de modo de vida -"En Vigo, yo tendría una bicicleta eléctrica", asegura

"Más allá de la moda, ahorro, ejercicio y el estímulo municipal a usarla como medio de transporte sostenible, me interesa el andar en bici en términos de arte", alegó el autor. "Arte en el sentido que le dan los japoneses: esa depuración de la técnica hasta alcanzar una conexión casi de unidad con el objeto y la acción. En esa búsqueda, predisponerse a cierto equilibrio interior que se produce al andar y que despeja la mente", explicó. "Sobre la bici, el arte está en dejar de considerarnos el "tripulante motor" de la bicicleta y abrirnos al paso de la energía a través de nuestro cuerpo", añadió el autor de "Bici zen". Porque Juan Carlos Kreimer explora los estados físicos y mentales que se producen desde el momento en que uno se sube a la bicicleta y reúne en el citado libro tres de sus prácticas habituales: el ciclismo, escribir (apuntaba notas en un cuaderno en sus paseos) y el zen. El autor se refería a "estados de conciencia, que crean una relación muy íntima con la bicicleta" y establecen un diálogo entre el cuerpo y la mente. A priori -avanzó- se ve el mundo diez centímetros más alto, a más velocidad y con menos esfuerzo, explicó. Pero distinguió entre el ciclista urbano y el deportivo, ya que la actitud de este último está enfocada a la competición.

"Si empezamos a respirar a conciencia, a buscar la cadencia propia del pedaleo en la que nuestras piernas casi hacen no hacen fuerza, a ir con los hombros relajados y a concentrarnos en el aquí y ahora de cada maniobra que realicemos, al poco tiempo obtenemos una sensación de liviandad o vacío, y la mente parece no pensar en nada, o dejar de estar ocupada por los pensamientos". Se refería Kreimer a la estimulación de un hemisferio cerebral y a la llamada "mirada periférica" o visión oceánica, que también se desarrollan mientras uno pedalea.

"Como en la meditación tradicional [sentarse con piernas cruzadas y ojos cerrados] al andar en bici permitimos que las ideas preconcebidas vayan quedando de lado y la mente se nos abra a cuanto va apareciendo en la experiencia misma", argumenta. "La actitud, también llamada "despertar", permite al ciclista adueñarse de sus reacciones en cualquier situación. Parece que pedaleara distraído, con la mirada perdida, pero va atento a cualquier irregularidad del terreno, maniobra brusca de un vehículo, cruce de un peatón? y su cuerpo responde al instante con la acción adecuada", considera el veterano ciclista.

"El zen parece haber sido especialmente diseñado para que el ciclista comprenda lo que ocurre en su cuerpo, su mente y en ese ámbito de sí mismo donde ninguna palabra puede definir la experiencia. Algo tan sencillo como pedalear se vuelve un auténtico reencuentro con una naturaleza más íntima", alegó. El ciclista y escritor reconoció una de sus influencias: desde la adolescencia, cuando leyó "El zen en el arte del tiro con arco", de Eugen Herrigel.

Pero Juan Carlos Kreimer aboga por un cambio social -en el transporte y en el entorno- que va más allá de la bici y supone un cambio de hábitos establecidos. "No se trata de tener una bicicleta, sino de acceder a una bicicleta, es un cambio de paradigma", ejemplificó.

Juan Carlos Kreimer publicó "Punk, la muerte joven" un libro que escribió cuando vivía en el Reino Unido. Escribió "Krishnamurti para principiantes", "El río y el mar" y una decena de libros de investigación y ficción. Fue fundador de la revista "uno mismo" y ciclista desde la infancia, hace propia la actitud zen de "estar en la vida". Vivió en París y Londres y actualmente reside en Buenos Aires.

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