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Talento al violín

Marina Hermida, reina gallega de la música a los 16 años

La pontevedresa recibe el Premio Extraordinario en las Enseñanzas Artísticas Profesionales de Música

Hermida junto a la figura del pontevedrés Manuel Quiroga. // R. Vázquez

"Con tres años ya nos pedía tocar el violín y casi ni sabía lo que era", comentan sus padres. Marina Hermida, de 16 años y estudiante de Bachillerato, ya terminó el Grado Profesional en el conservatorio, que equivale a una titulación universitaria. En plena adolescencia puede acreditar en su currículo diez años de estudios musicales, entre el grado elemental y el profesional. Y no lo ha terminado de cualquier forma, sino siendo la número uno, entregada al estudio del instrumento como el primer día y, en definitiva, a la música, que es su pasión desde poco después de empezar a hablar.

Unos días atrás le comunicaron, por parte de la Administración autonómica, que es Premio Extraordinario en las Enseñanzas Artísticas Profesionales de Música, con un 83,35 de cualificación, la nota más elevada en los galardones correspondientes al curso 2014-2015. "Calculan la nota de los estudios y también hay que enviar un vídeo interpretando una obra. Estoy muy contenta porque hay gente muy buena, como Carlos Hervés y Juan Arca, también distinguidos. Al ser mi nota la más alta tengo opción en los premios nacionales, a ver si hay suerte, aunque será mucho más complicado. El proceso es el mismo, tienen en cuenta la nota y observan la interpretación musical", cuenta esta joven, que vive junto a sus padres y su hermano mayor en la parroquia pontevedresa de Verducido, cerca de San Benito de Lérez. Por este premio que concede la Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria recibirá "850 euros, o eso creo", apunta Hermida, más contenta por el reconocimiento al esfuerzo que por la partida económica concedida.

Estudia tres horas diarias de violín y va a clases particulares con un profesor, que le ayuda a perfeccionar. Ya lo hacía cuando estaba terminando el Grado Profesional y sigue acudiendo a clases. Además del violín, está en quinto curso de profesional de viola da gamba, instrumento complementario en el que también se está especializando, en este caso más vinculado a la música antigua.

"¿Mis primeros recuerdos con el violín? Antes de los cuatro años, era muy pequeña, pero sí me acuerdo de que sonaba fatal", cuenta Marina, entre risas. Sus padres comentan que lo de la niña con la música es "pura vocación". "Cuando ella era muy pequeñita su hermano ya estudiaba piano y yo también toco algún instrumento y soy muy aficionado a la música. No sé si por ahí vendrá alguna influencia, puede ser que sí, aunque tampoco considero que seamos unos grandes melómanos", explica Bernardo, su padre, quien añade que además de "tenerlo clarísimo desde que era muy pequeña, es muy aplicada, siempre estudió mucho". "Ella sabe que quiere dedicarse a esto, a la interpretación musical, y también sabe que para llegar a eso tiene que ser muy buena, estudiar mucho y estar entre los mejores", añade Bernardo, profesor de Secundaria y veterinario de formación.

Marina aterrizó en el Conservatorio Profesional de Música Manuel Quiroga de Pontevedra a los ocho años, la edad mínima para comenzar este tipo de enseñanzas. "La cuestión es que ya entró en tercero de Grado Elemental porque previamente había ido a una escuela de música también en Pontevedra y la niña iba con unas nociones básicas de música, entonces empezó en tercero, por lo que avanzó un par de cursos", recuerda su padre, que durante un tiempo también dio clases a niños de la parroquia para que se iniciaran en la música y se sintieran atraídos por ella. Fue cuando el hermano mayor de Marina, que ahora tiene 20 años, era pequeño. Tanto la madre como el padre de Marina creen que en aquellas clases sí se creó una especie de afición de los pequeños "y muchos fueron para el conservatorio". Como en su día el pontevedrés Manuel Quiroga, Marina sueña con recorrer escenarios de todo el mundo con su violín.

Un puesto en la Orquesta Joven de la Sinfónica

  • Es la más pequeña, en edad, de la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia, con músicos de hasta 23 años. Además de su trayectoria como estudiante, por la que ha obtenido el premio extraordinario en enseñanzas musicales, Marina también tiene experiencia en tocar para diversos públicos y, en alguna ocasión, ha podido subirse al escenario "con los grandes". Unos meses atrás tuvo la oportunidad de tocar con la Sinfónica de Galicia durante una semana: "nos seleccionaron a cinco y yo quedé de segunda, fue una experiencia única, claro". También grabó un disco con la Filharmónica Cidade de Pontevedra, precisamente en un homenaje al músico pontevedrés Manuel Quiroga. "Siempre tienes nervios, pero eso es bueno. Y cuando tocas con orquestas así, de este nivel, te pones muy nerviosa, claro, porque son músicos muy buenos. Es una oportunidad porque nunca sabes quién puede estar entre el público e incluso a quién puedes sorprender", expresa Marina. Además tiene un dúo musical con su compañera acordeonista Nerea Rodríguez. Se llama 'Dúo Fírveda': "tenemos actuaciones, tocamos hace poco en un acto por un libro de Neira Vilas , estaba él allí".

Cursar Superior en Alemania, Austria o Madrid

  • Tiene claro que en cuanto termine Bachillerato continuará con Grado Superior, que son cuatro años más. De este modo culminará los estudios musicales completos establecidos en el sistema de enseñanzas musicales en España: catorce años en total. En su caso no hay duda, quiere dedicarse a la música, "como intérprete". "La verdad es que todavía no he decidido si será con la viola da gamba o con el violín, ya que violinistas hay muchos más y quizás exista más competencia", cuenta esta joven, que además de la música le gustan las ciencias: "todo lo que tiene que ver con biología, medicina, con los animales.. y también hice ballet, el baile, en general, me gusta", describe. También expresa su deseo de estudiar fuera el Grado Superior de Violín: "me gustaría en Alemania o Austria, o también en el Reina Sofía, en Madrid". Al igual que Manuel Quiroga en su día, que se formó en Madrid o París, Marina Hermida quiere especializarse en el extranjero.

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