El acuerdo global sobre el clima "es un imperativo económico y de seguridad que tenemos que abordar ahora", afirmó ayer el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, poco antes de abandonar París. Si se deja que el mundo se caliente y los niveles del mar aumenten "tan rápido como lo están haciendo" y que los patrones climatológicos sigan cambiando de manera "inesperada", entonces pronto habrá que destinar más y más recursos económicos, no en oportunidades de crecimiento para los pueblos sino en adaptarse a las "vastas consecuencias del clima cambiante", añadió.

Seis años después de que Estados Unidos contribuyera a forjar el fiasco de la cumbre climática de Copenhague, Obama se declara consciente de la necesidad de que Washington tome cartas en la lucha contra el calentamiento global, ya en el tramo final de su mandato. "La gente puede tener la confianza de que cumpliremos", afirmó. Incluso en el caso de que el próximo inquilino de la Casa Blanca sea un republicano, Estados Unidos deberá mantener los objetivos climáticos para no dañar su credibilidad e influencia, añadió.

La sintonía entre Estados Unidos y China, escenificada en la reunión bilateral entre los presidentes Barack Obama y_Xi Jinping; la inyección de capital privado en proyectos de innovación, a la cabeza de la cual se situó el multimillonario Bill Gates, o las reticencias de la India marcaron una primera jornada que ya forma parte se la historia.

Son ahora las delegaciones nacionales quienes deberán despejar el camino antes de la llegada, la próxima semana, de los ministros del ramo, encargados de sellar el acuerdo.