Acompañado únicamente por su guitarra y el piano de su inseparable Ricard Miralles en un austero escenario de humo suspendido en luces blancas sobre fondo negro, Serrat fue recibido en el Centro de Bellas Artes de San Juan con el auditorio en pié.

El espectáculo comenzó con los versos de Miguel Hernández de "Menos tu vientre" y siguió con "Mediterráneo", "Una mujer desnuda y en lo oscuro", "Tu nombre me sabe a yerba" y "Esos locos bajitos".

Con "Señora", Serrat, quien la interpretó gesticulando con picardía sobre el escenario, hizo la primera de las pausas para contar historias personales: "hace un montón de años que no cantaba esta canción", porque ahora, el protagonista de la historia es "un soñador con pelo largo y alopécico".

Pudo volver a cantarla porque se "curó" con la ópera "La boheme" de Puccini, que cuenta la historia de Mimi, una joven que "murió de tuberculosis", y que vio en el Liceu de Barcelona: "la soprano era abundante en kilos y en años y distaba mucho de empatarse con la muchacha que estaba a punto de morir".

"Si ella se embute en Mimi, ¨porqué no voy a cantar yo ´Señora´", sostuvo.

Explicó que con la señora de la canción tiene cada vez más cosas en común: "en mi casa hace algún tiempo que aparecen individuos que no conozco, que no invité, que se sientan en mi mesa y dan cuenta de mi jamón, mis latas de almejas y de mis hijas".

"De sus ojos emana polvo de estrellas. Les brillan los ojos del mismo modo que me brillaban cuando comenzaba a afeitarme, y eso me reconcilia con la vida. Darle sentido a la vida es una de las cosas más difíciles en una persona", contó como excusa para beberse una copa de champán, o cava, sobre el escenario.

De Antonio Machado interpretó "Cantares" antes de ejecutar en catalán "La canción del ladrón", tonada folclórica de cuando los ladrones "saqueaban con la cara tapada no para no ser reconocidos sino porque les daba vergüenza y les subían los colores".

Pero hoy en día, cuando los ladrones visten "con traje de Armani", los niños se confunden y "habría que hablar para que les hicieran los antifaces a juego".

Explicó que la canción habla de un ladrón que se robó una mujer prometiéndole el matrimonio: "para que eso ocurra hoy hace falta que la muchacha sea boba, boba, boba. Ahora corre y huye y hace bien porque está en presencia de un loco".

"Penélope" fue la primera de las canciones que el público coreó antes de que contara la historia de Tete Montoliu, "uno de los mejores músicos del mundo que era muy aficionado al matrimonio. Se casó seis veces con papeles y todo".

Al pianista Miralles lo agasajó con generosos piropos de compañero fiel y agradecido, pero prefirió darle un abrazo que subirle el sueldo.

Entre otras 21 canciones, interpretó "Disculpe el señor" antes de prologar con detenimiento "Una de piratas" contando su afición por la literatura de Robert Louis Stevenson y Emilio Salgari.

Pero "estamos en Puerto Rico: borinqueños; ¨qué os voy a contar yo de piratas? Si por aquí llegaron, de aquí zarparon y por aquí circulan los piratas más grandes", dijo arrancando una risotada general del público.

"Hoy puede ser un gran día", "Fiesta" y "Lucía" fueron los últimos temas que cantó, pero entre ellos puso música a aquellos versos del gran poeta puertorriqueño Juan Antonio Corretjer, que dicen: "sabe el hombre donde nace, pero no donde va a morir".

Serrat volverá a presentarse el próximo viernes en San Juan después de que una disputa entre estudiantes y la administración de la Universidad de Puerto Rico (UPR) impidiera su presencia en el Teatro de la UPR, donde cantó en 1969.