El ingeniero aeroespacial gallego, Ramón Raposo Vidal // FARO

Un pasajero mira por la ventanilla del avión ... y ve un dron. No es un hecho futuro, sino pasado, aunque de momento solo ocurriese en el Reino Unido. Y ese primer aparato no tripulado que voló en espacio áereo no segregado -es decir, por donde viajan las líneas comerciales- estuvo supervisado por un gallego: el ingeniero aeroespacial Ramón Raposo. El experto participó con la empresa "NATS", en el desarrollo del ambicioso proyecto, con iniciativa europea.

Un vuelo a más de 4.500 metros, de tres horas de duración sobre la costa de Gales, en el Reino Unido, hizo historia hace apenas tres semanas. Marcó la primera vez que un dron volaba en espacio aéreo civil no segregado y reservado a líneas aéreas convencionales. Mientras sobrevolaba ese dron, su piloto estaba sentado en tierra firme y en el aeropuerto, a unos 200 kilómetros de distancia. Detrás del proyecto -entre sus principales responsables- se encuentra el ingeniero aeroespacial gallego Ramón Raposo Vidal, de 32 años y de Arzúa. Su hito, que describe como una tarea colectiva, ha ocupado espacio recientemente en el diario Financial Times y en la también británica televisión BBC.

El joven Ramón Raposo habla vía telefónica desde Madrid, donde hace un Máster, aunque su residencia esté en el Reino Unido por razones laborales. Él ha gestionado una parte importante del proyecto, la del acceso al espacio aéreo. "El dron salió de un aeropuerto de Gales y comenzó a ascender hasta 4.500 metros, lo que en lenguaje de vuelo es 150 (una zona habilitada a aviones militares y donde llevan volando los drones mucho tiempo). Pero lo pasamos a una zona en la que voló al lado de aviones normales durante una hora: Ahí está lo importante", explica. "Ha sido un éxito que nos lleva a pensar que podemos integrar los drones en el espacio aéreo controlado", asegura.

"El futuro que se presenta es apasionante; yo creo que el verdadero potencial de los drones se descubrirá el día que puedan operar más allá de la vista del piloto", vaticina. Se refiere el gallego a labores de vigilancia, salvamento o rescate, donde se podrían cubrir las labores muchas más horas que con pilotos a bordo. También, para "aviones de carga", valora.

"Es una tecnología madura, porque los militares llevan muchos años operando con drones", añade Ramón Raposo. Precisamente, el mismo modelo que empleaba la Fuerza aérea británica para operaciones de vigilancia en Afganistán se ha convertido en ese primer dron que voló junto a líneas comerciales en el Reino Unido, tras despegar desde el aeropuerto de West Wales. El aparato -modelo UAV de Thales- fue controlado en todo momento de la misma manera que se realiza el seguimiento por parte del control aéreo de un avión comercial convencional. "La única diferencia es que los pilotos del Whatchkeeper estaban sentados en tierra, en una habitación de control dentro del aeropuerto", indica.

Ramón Raposo explica que el vuelo es parte de una iniciativa de NATS -la empresa para la que trabaja desde hace tres años-, la Agencia británica de servicios de control aéreo junto con Thales y NLR (Laboratorio Aeroespacial de Holanda) y con el apoyo del Ministerio de Defensa del Reino Unido y la Agencia de Aviación Civil de Reino Unido, dentro del programa europeo SESAR. "Uno de los éxitos del vuelo y del proyecto es que estamos preparados para la integración; aunque de momento no la permite la regulación aeronáutica y también hay otras barreras tecnológicas", desvela. Pero lo que está claro es que el proyecto Claire trataba de testar la integración aérea de los drones con la aviación y ese vuelo ha supuesto un un espal darazo a la idea.

La carrera de Ramón Raposo, que vivió en Arzúa hasta los 17 años, pasó por Valencia, Mallorca y Madrid. Al llegar a NATS fue destinado al departamento de I+D y de ahí, a este proyecto. Quien sabe si algún día, el trabajo de un dron le traiga de vuelta.