Dos mujeres "excéntricas", "mandonas", inteligentes y excepcionales: Santa Teresa de Jesús y la princesa de Éboli, son las protagonistas de la nueva novela de Juan Manuel de Prada "El castillo del diamante" (Espasa), que ayer promocionó en Santiago. En ella, relata el conflicto terrible que ambas mujeres tuvieron en el siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, por la distinta visión del mundo que tenían.
-Pinta a Santa Teresa como una mujer aventurera y con gran sentido del humor, ¿cuánto hay de verdad en esa caracterización?
-Yo diría que casi todo. Tenemos una imagen de una santita con peana y, en realidad, era una mujer con mucho sentido del humor, como se puede comprobar con solo leer sus obras. Respecto a su talante aventurero y a sus lecturas de los libros de caballerías, yo me atrevería a decir que el ímpetu de Teresa en fundar tantos conventos no se puede entender del todo si no la imaginamos como una "caballera" andante de lo divino. El retrato de la princesa de Éboli tampoco se corresponde en muchas cosas con su leyenda de esa dama con un parche en el ojo: fue una mujer con una gran formación y, lejos de su imagen casquivana, fiel a su marido.
-El 15 de octubre se celebra el quinto centenario del nacimiento de santa Teresa. ¿Eso le animó a dedicarle esta novela?
-Hace ya diez años que empecé a idear esta novela, cuando leí la obra de Santa Teresa y me interesé por su biografía y por ese desencuentro que tuvo con la princesa de Éboli, Ana de Mendoza. La novela estaba documentada pero se fue aplazando y ahora ha coincidido con el quinto centenario, que está muy bien.
-¿Se parece en algo la relación entre el poder político y el religioso de aquella época con el actual?
-La relación era muy diferente porque los reyes eran católicos y reconocían que el poder católico se atenía a la ley divina y moral. Pero Santa Teresa sí debería ser hoy en día ejemplo para el funcionamiento de la Iglesia: ella trataba de buscar apoyo en los poderosos, pero sin dejarles entrometerse en su labor, sin arrodillarse ante ellos.
-¿Es cierto que sigue escribiendo las novelas a mano?
-Sí, soy un dinosaurio de la literatura... seguramente el novelista más joven que escribe a mano.
-¿Y qué piensa de que sus libros se lean en formato electrónico?
- El libro electrónico es un fracaso que no ha cuajado y no creo que mis libros sean buenos para ese formato. Este aparato ha sido un subterfugio para justificar la piratería ya que el 98% de los libros que se leen aquí son pirateados. La experiencia que plantea un libro de papel no tiene nada que ver con esto.
