El esfuerzo mereció la pena para el grupo del proyecto Discamino, que completó ayer su aventura más ambiciosa, realizar el Camino de Santiago desde Roma en 45 días. Liderados por el sargento de la Policía Local de Vigo, Javier Pitillas, el reto era de altura, completar los más de 2.200 kilómetros desde la capital italiana hasta la gallega en un triciclo adaptado junto a tres personas con discapacidad, que se repartieron en tres bloques las etapas.

Gerardo, sordociego y con una enfermedad degenerativa, fue el primer relevista tras cumplir su sueño de conocer al Papa Francisco. Cogió el testigo José Varela, con parálisis cerebral, en la frontera entre Italia y Francia mientras que Maxi Masip, también con parálisis, tomó la responsabilidad desde Roncesvalles.

Los tres se unieron para la última etapa, concretamente en Lavacolla, donde también esperaba el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, que había prometido a Pitillas su presencia en los últimos kilómetros. Todos fueron recibidos entre vítores y abrazos por familiares, amigos, miembros de Aspavi y Apamp en la emblemática plaza del Obradoiro. El destino soñado desde hace mes y medio. Un cuento con final feliz.