Para el Consello da Cultura Galega, los conjuntos históricos del litoral suponen para la comunidad "un patrimonio de especial importancia" que hay que cuidar porque está en juego su identidad. Cómo hacerlo es el objeto de debate de un seminario desarrollado en la entidad. Cuando nacieron, estas localidades servían de base para las embarcaciones de pescadores y para las casas y las huertas de sus familias y, en algunos casos, explica el Consello, todavía conservan "soluciones arquitectónicas particulares y modos de adaptación al paisaje con la que se crearon", como ocurre en Combarro, Cambados o Muros, enclaves protegidos, y en otros que no lo están, como Rinlo.
Esos son los ejemplos escogidos por el Consello para unas jornadas que analizan, ayer y hoy, este patrimonio para hacer un "balance" de su situación y comprobar si los procesos que llevan a la declaración de conjuntos históricos y sus planes de protección están siendo "eficaces" y "suficientes" para "garantizar" sus "valores de capital cultural", como explicó el profesor de la Universidade de Vigo Rafael Vallejo, uno de los coordinadores del seminario.
Vallejo sostiene que el análisis y el debate permitirá poder hacer "algún tipo de recomendación" para que "las políticas de salvaguarda puedan ser mejoradas". En ese sentido también se expresó el presidente del Consello da Cultura Galega, Ramón Villares, quien cree que el seminario puede servir "para inferir" un "procedimiento de carácter general que indique a las administraciones públicas y a la ciudadanía cómo actuar en este campo".
Qué proteger y cómo hacerlo es la cuestión cuando el "deterioro", advierten los expertos, ya se está dando. Así lo cree Iago Seara, coordinador de la sección de Patrimonio e Bens Culturais del Consello da Cultura y, junto a Vallejo, responsable del seminario. Pese a que los planes especiales de esos conjuntos históricos ya tienen una "andadura" y de que hay "herramientas de declaración de protección y otras para llevar adelante la conservación integral de los conjuntos, hay un deterioro de aquellos elementos físicos materiales espaciales que fueron causa de singularidad y de valores para poder declararlos, que se están perdiendo", señala, sobre todo "la relación del borde de los conjuntos con aquella que fue siempre su razón de ser, su ría o su costa". El que esas relaciones "tan equilibradas y singulares" se desvanezcan por la presión "económica" o "turística" trae consigo, sostiene, "una cierta perdida de identidad, de integridad, de lo más significativo de esos conjuntos históricos".
La especial relación que mantienen estos núcleos con la ladera paralela al mar y con la ría o el mar "muchas veces no se tiene en cuenta", explica, al protegerlos, hasta el punto de que "cuando se declara un conjunto histórico esa memoria no incluye una franja generosa de la ría o de ese borde del mar que es imprescindible para comprender" estos conjuntos.
A juicio de Seara, "es necesario" que las características singulares de estos enclaves "no se violenten ni se espolien como está ocurriendo". Si se perdiesen dichas singularidades "es posible que, del mismo modo que se regenera un territorio para recuperar sus valores naturales, sea necesario hacer actuaciones para reponer valores que se perdieron en conjuntos de este tipo", defiende.
Si Cambados, Muros y Rinlo fueron ayer los protagonistas, Combarro toma hoy el relevo. Seara explicará cómo pasó de ser un "paradigma de las características de un conjunto histórico costero de borde marítimo" a convertirse en "paradigma de la pérdida de su identidad" y Vallejo presenta el "Informe Urxente sobre Combarro".
