La contestación es que se mezclan los mitos, las leyendas, las antiguas creencias y la historia real, en unas ocasiones, distorsionada por una percepción mitificada de los pueblos con los que se enfrentaron y, en otras coyunturas, modificada o incluso inventada de forma premeditada con la intención de engañar. Casi todas las tradiciones mitológicas comienzan con gigantes que hicieron grandes construcciones y lucharon en fieras batallas, resultando victoriosos o vencidos. Es probable, aunque no seguro, que la figura del titán o del gigante, surgiese de la contemplación de hombres afectos de gigantismo y acromegalia, enfermedades que se producen cuando en una glándula, la hipófisis, situada en la base del cerebro, en un hueco óseo llamado silla turca, se desboca la producción de hormona de crecimiento, de ahí que mi intervención se base en el acopio bibliográfico realizado y en mi propia experiencia pediátrica, que se extiende a 50 años, durante los cuales he tenido la oportunidad de acumular más de 350 observaciones de pacientes con hipercrecimientos parciales o totales, definitivos o transitorios, descartadas las variantes de la normalidad, algunos de los cuales que han sido objeto de diversas publicaciones científicas. Es completamente cierto que hay pruebas de gigantismo humano en todas las épocas, incluida la nuestra; otra cuestión es que tuviesen o no facultades superiores o incluso fuesen inmortales.

Existe mayor condescendía para aceptar el gigantismo en las plantas o en los animales que en el hombre. En el período carbonífero de la Era Primaria crecían helechos gigantes, que debido a la erosión fueron sepultados debajo de ingentes capas de tierra, que al entrar en descomposición dieron lugar a la hulla y al petróleo. En la Era Secundaria o Mesozoica es cuando aparecen los grandes reptiles o dinosaurios y algunos mamíferos gigantes. Un buen testigo son las pinturas rupestres de Altamira, que reflejan gigantescos mamuts.

En las mitologías orientales encontramos las primeras huellas de la existencia de esos seres superiores en tamaño y vigor. El primer mito es el de héroe-rey Gilgamesh (ca 2500 aC), perteneciente a la mitología sumeria (Mesopotamia) y del que se decía que alcanzaba una altura de 5.6 m. Su epopeya fue recogida en la narración escrita más antigua de la historia, en doce tablillas de arcilla y escritura cuneiforme. En el Majábharata (texto épico-mitológico indio), aparece la historia de una demonia gigante llamada Putana, que le dio de tomar de su pecho envenenado al bebé Krisna. Asimismo, la mitología griega se refería a los Hiperbóreos, gigantes que vivían más allá de los vientos del norte. Las escenas de Gigantomaquia, descritas por la literatura griega, fueron llevadas por los escultores a los frontones y metopas de los templos y por los pintores a los vasos de barro. En la mitología nórdica los gigantes (Jotuns) luchan con frecuencia contra los dioses. El padre de los Jotuns fue Ymir, Los ogros y troles son cuerpos humanoides equivalentes a los gigantes que también aparecen en el folclore de varias regiones europeas. La Biblia hebrea recoge la existencia de una raza de gigantes llamada Nephilim. Uno de los gigantes bíblicos fue Goliat, que fue derrotado por el pastor David, lo que supuso una liberación para el pueblo judío. En las pinturas Goliat exhibe rasgos acromegálicos, por lo que especulado que dada la facilidad con que David tumbó a Goliat pudo deberse a un defecto visual relacionado a la intrusión del quiasma óptico de un tumor de la hipófisis que a su vez le hubiese causado el gigantismo. En el folclore medieval francés Gargantúa es una vieja figura, que salta a la literatura en el siglo XVI, mientras que Pantagruel es un tipo literario creado por Rabelais. Gargantúa es el prototipo de gigante constructor y son muchas las construcciones o accidentes geográficos que llevan su nombre. Entre otros muchos, se le hace responsable de la aparición del monte Colomby de Gex -para lo que realizó una excavación de la que surgió el lago Léman en Suiza- o del propio río Sena. La tradición universal liga los monumentos megalíticos a las tumbas de gigantes. En Galicia el Olláparo es un gigante ciclópeo de costumbres antropófagas.

En la literatura son muchos los autores que hacen a los gigantes protagonistas de sus obras. Entre otras, están el Amadis de Gaula, de Rodríguez de Montalbo, Don Quijote de la Mancha de Cervantes, El gigante egoísta de Wilde, El gran gigante bonachón de Dahl y Harry Potter de Rowling.

Aunque no se trata de un gigante humano, mencionaré al Gigantophitecus blackii, un género extinto de primate hominoideo, que habría existido desde Pleistoceno, vagando por las selvas del sudeste de Asia -en los actuales países de China, India y Vietnam- y pudiendo haber convivido con los seres humanos. Fue el paleontólogo alemán Ralph von Koenigswald quien lo planteó; sin embargo, los fósiles eran escasos y el geocronólogo Jack Rinnk, mediante métodos de alta precisión de datación absoluta, determinó su presencia en la provincia de Guangxi, en el sur de China, que corresponde al área geográfica en la que algunos -entre los que está mi propia hija, María Martinón- creen que todavía han de descartarse los orígenes de la raza humana entera.

Las supuestas evidencias de que la Tierra estuvo poblada en algún tiempo por gigantes son las sucesivas noticias de repetidos hallazgos de los esqueletos de hombres de grandes dimensiones en los lugares más dispares de todo el mundo que no se han confirmado con restos objetivos. Sí se conservan algunos esqueletos aislados reales de hombres de gran estatura, aunque no en límites desmesurados, pero la mayoría son consecuencia de hipercrecimientos patológicos. A los restos de gigantes humanos reales habría que añadir otras evidencias que podrían confirmar su existencia. En distintos países existen construcciones primitivas realizadas con piedras cuyo peso es colosal. Un ejemplo paradigmático es el enigma de un asentamiento arqueológico en Líbano, llamado Baalbek.

El potencial de crecimiento está determinado genéticamente. Cuando un organismo humano crece sin limitaciones, el crecimiento sigue una dirección, un ritmo y una velocidad predeterminados, de tal modo que el resultado final son individuos muy semejantes entre sí. Las diferencias se deben a condiciones ambientales adversas. Cuando desaparecen los factores limitantes, se recupera la talla, es la llamada aceleración secular de crecimiento. Los hipercrecimientos pueden afectar a la totalidad del cuerpo, a una región o a un sistema y ser transitorios o permanentes, prenatales o postnatales. Una altura por encima de los 2.25 metros se cataloga como gigantismo y casi siempre se debe a exceso de hormona de crecimiento debido a una secreción exagerada por un tumor (adenoma) o una hipertrofia de la hipófisis. Cuando el trastorno se produce antes de la fusión de los cartílagos de crecimiento da lugar a una talla y proporciones corporales excesivas. Si estos cartílagos ya se han fusionado, se desencadena la acromegalia que es un aumento desproporcionado de las partes distales del cuerpo, como son manos y pies, así como la mandíbula y otras zonas de la cara. Todos los gigantes desarrollan rasgos acromegálicos y el 5-20% de acromegálicos tienen talla excesiva, de lo que se deduce que la enfermedad empezó antes de la fusión. El crecimiento no es ilimitado, el de mayor estatura de todos los tiempos fue Robert Pershing Wadlow, conocido como gigante Alton (su pueblo de nacimiento) y que alcanzó los 2.72 metros. Es el único del que hay evidencias irrefutables. Sin tratamiento el gigantismo lleva a un fallecimiento temprano en la edad adulta por debilidad progresiva, insuficiencia hipofisaria, infecciones, insuficiencia cardiaca y otras causas. La adenoidectomía transesfenoidal (extirpación del tumor a través de las fosas nasales) y, si es necesario, la radiación y el tratamiento médico conducen a la curación de la mayoría de los casos. Existen acromegaloidismo, que se refiere a personas con rasgos acromegálicos, sin producción excesiva de hormona, como sería el caso del general de Gaulle.

Hay ejemplos célebres de gigantismo y/o acromegalia, entre los que figuran, personajes de la historia -el faraón Akenatón o Maximino el Tracio-, actores cinematógraficos -Rondo Hatton, Richard Kiel "el mandíbulas"del agente 007 o Carel Struycken, el mayordomo de la familia Addams-, deportistas -el ex-baloncestista rumano Gheorge Muresan o luchadores profesiones como André el Gigante o Maurice Tillet "el ángel"- y escritores -Julio Florencio Cortázar.

Existen casos de gigantismo transitorio por exceso de hormonas sexuales antes de la pubertad. Es relativamente frecuente la pubertad precoz isosexual en las niñas, aunque creemos que se sobrediagnóstica.

*El prestigioso pediatra Federico Martinón Sánchez