David Russell vivió el pasado 16 de mayo en Tucson, Arizona, uno de los momentos más emocionantes de su vida académica. La universidad de este país estadounidense le invistió Doctor Honoris Causa ante unas 35.000 personas que abarrotaban el estadio de fútbol de la ciudad. El prestigioso guitarrista escocés, afincado desde hace 25 años en Nigrán (Pontevedra) es especialmente querido en esta región, famosa por su paisaje desértico, ya que cada año acude con su cátedra de visitante a impartir clases durante una semana o diez días a los alumnos de guitarra.

"Fue un acto muy emocionante y me hizo mucha ilusión, es de las cosas más bonitas que te pueden pasar en el mundo académico; los alumnos tocaron para mí, piezas que yo he arreglado o que fueron compuestas para mí, y todos fueron muy cariñosos", recuerda con orgullo el músico. David les correspondió con el mismo cariño en el discurso que ofreció para todos los estudiantes que se iban a graduar y en el que les animó "sobre todo, a no perder nunca el entusiasmo".

Ese entusiasmo es el que ha guiado a Russell durante toda su carrera, que comenzó cuando era muy niño y emigró con su familia de Glasgow a Menorca, donde residen todavía sus padres. "En la universidad de Arizona tienen un departamento de guitarra muy bueno, que dirige mi amigo Tom Patterson; son ganadores de premios internacionales y tienen mucha fe en lo que hacen", describe el músico. En esta ocasión tan especial, David estuvo acompañado de su mujer, María Jesús, sus amigos de Vigo, Jacobo y Carmen, y otros amigos de distintas ciudades de Estados Unidos.

"Mi mujer me acompaña en todos los viajes; estoy fuera de España nueve meses al año, si no apenas nos veríamos", comenta el intérprete, tremendamente afable y paciente. De hecho, Estados Unidos es uno de sus destinos seguros de la pareja durante dos meses al año, normalmente febrero y marzo. "Hay ciudades que siempre repito como Ciudad de México, Los Ángeles, Santa Fe, Texas, Nueva York... ya tenemos un público estable y es muy bonito acudir cada año", explica.

El Grammy que obtuvo en 2005 por su disco "Aire Latino" en la categoría de mejor solista instrumental en música clásica, ha servido a Russelll para afianzar aún más su carrera artística. Además de los dos meses en Estados Unidos, lo habitual es un continuo ir y venir por toda Europa, donde sus conciertos son siempre muy bien recibidos.

El mes que acaba de cerrar, David apenas pisó su casa de Nigrán ya que desde Tucson fue a Italia y a Estambul antes de regresar una sola semana a casa, y mañana parte hacia Alemania. Londres es otro de sus destinos obligados, donde acude al menos dos veces al año como miembro de la Royal Academy of Music.

"Disfruto mucho de cada concierto; eso es algo que he conseguido con la edad. Por el momento me veo durante muchos años tocando, que es lo que me apasiona. La docencia me gusta pero no querría verme atado a una ciudad por tener un grupo de alumnos y tampoco es justo no darles toda la atención que precisan", justifica.

David cuenta con varios compositores que crean piezas especialmente para él. "Componer requiere mucho esfuerzo y yo no tengo tiempo para hacerlo bien; siento que no tengo mucho que aportar en este campo y que hay músicos que lo hacen mucho mejor que yo", afirma con una sonrisa.

Precisamente en Arizona estos días recibió un regalo muy especial del compositor brasileño Sergio Assad, la pieza "Retrato de David", compuesta especialmente para él. "Casi lloré de emoción al escucharla", confiesa el músico.

Otro de sus compositores más cercanos es el británico Steve Goss, que en estos momentos le está escribiendo una suite inspirada en las cantigas antiguas de Galicia. "Hoy en día, con las tecnologías, es posible trabajar juntos aunque estemos a miles de kilómetros. Él va componiendo y, al tiempo, yo hago mis aportaciones, por lo que al final me siento parte de la creación", describe.

"Para mí es muy importante variar a menudo el repertorio; no es bueno acomodarse con lo que uno toca mejor, aunque hay clásicos como Bach, que considero como el mejor de todas las épocas, que siempre me acompaña; hay mucho repertorio antiguo que no toqué nunca y muchas piezas que arreglo para guitarra; lo esencial es elegir aquellas en las que puedo aportar algo", concluye.