Casi el 35 por ciento de los trabajadores considera que el nivel de ruido al que están expuestos en su lugar de trabajo es molesto, elevado o muy elevado y son la industria y la construcción los sectores profesionales más afectados de problemas auditivos por este motivo.

Pero no solo en el trabajo, sino que en el día a día, todos nos enfrentamos a ruidos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

Y, aunque hemos aprendido a convivir con ellos, los expertos advierten, con motivo de la celebración del Día Mundial del Ruido, de los daños que pueden ocasionar en nuestro sistema auditivo, dependiendo de la intensidad y del tiempo de exposición.

Empezamos el día con la alarma de un despertador que genera más de 80 decibelios. Después salimos a la calle y nos enfrentamos al ruido de los motores de coches y motos, pitidos, gritos, etc; en general, a niveles de más de 90 decibelios.

Actualmente, el ruido es uno de los contaminantes más invasivos, ha asegurado el audiólogo Carlos Oleas, quien ha advertido de que una exposición prolongada sin la protección adecuada puede llevar a provocar trauma acústico, una lesión en el oído interno.

El umbral de audición se sitúa por debajo de los 90 decibelios; a partir de ese nivel se encuentra el umbral tóxico y más de 120 decibelios puede causar daños en el sistema coclear.

La exposición a ruidos superiores a los 85-90 decibelios durante varias horas al día puede provocar daños irreversibles en los oídos.

De hecho, exponerse durante más de un minuto a más de 110 decibelios puede llevar a una pérdida de audición permanente, ha recalcado Oleas, audiólogo de AlainAfflelou.

A 100 decibelios, los profesionales recomiendan no exponerse sin protección durante más de 15 minutos.

En el entorno laboral, un empleado de un aeropuerto soporta más de 120 decibelios cuando despegan los aviones y un trabajador que utiliza un martillo neumático se expone a 130 decibelios.

Obreros industriales, mecánicos de taller, trabajadores de la construcción, la minería y la industria en general, y conductores de vehículos son los profesionales más afectados por problemas auditivos debido a su exposición al ruido.

Además de provocar fatiga, falta de atención y estrés, puede ser causa de accidente laboral (rotura del tímpano) y de enfermedad profesional (hipoacusia o sordera laboral), según reconoce el real decreto sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra riesgos relacionados con la exposición al ruido.

Esta normativa obliga al empresario a tomar medidas por encima de los 80 decibelios, ha explicado José Carlos Curiel, del departamento de Seguridad e Higiene de Asepeyo, quien ha señalado que el control frente al ruido es la mejor manera de mantener la audición.

No obstante, en 2012 (últimos datos disponibles), solo fueron declaradas 16 enfermedades profesionales por sordera, de las que 12 correspondían a empleados de la industria manufacturera.

Estas cifras demuestran que no existe relación entre el número de trabajadores expuestos a elevados niveles de ruido y el número de enfermedades profesionales declaradas, ha denunciado Curiel, quien lo ha achacado al tiempo que se tarda en diagnosticar la sordera y al largo proceso burocrático.

María y Javier conviven día a día con el ruido debido a sus respectivas profesiones.

Ella es DJ y se enfrenta cada noche al sonido de la sala en la que "pincha", a los altavoces de la cabina y al volumen de los cascos que lleva puestos.

"Cuando llegas a casa después de pinchar y te metes de la cama sigues oyendo los ruidos y te pita el oído durante toda la noche; al día siguiente tienes pesadez en la cabeza", ha asegurado María, que ha lamentado la falta de regulación sobre protección en este sector.

"Nunca nadie me ha dicho: María te vas a quedar como una tapia".

Dieciséis años cazando y practicando tiro deportivo han conseguido que Javier tenga una permanente "sensación de aire" en el oído izquierdo y un pitido, aunque éste no es continuo.