"Ser nuestros mejores amigos, querernos bien y perdonarnos mejor es una de las claves que nos ayudan a encontrar nuestra felicidad", dijo ayer en el Club FARO la psicóloga María Jesús Álava. "Las tres claves de la felicidad" fue el título de la charla que le presentó Cani Martínez, directora de Relaciones Institucionales de Apertia Consulting, en la que habló de tres llaves para abrirse a ese camino: "Pérdonate bien, quiérete mejor y coge las riendas de tu vida". Una charla en la que acabó motivando al público para bailar y cantar allí "A rianxeira". Para reir juntos.

Pero ¿cuál es en síntesis, lo que podíamos llamar la "tríada clavicular" de la que habla la psicóloga, cuyo último libro en Esfera de los Libros es precisamente "Las tres claves de la felicidad"¿ La primera clave es,. según ella, perdonarnos el pasado.. "Muchos adultos -dice- viven aún condicionados por situaciones que experimentaron hace muchos años. En numerosos casos no son conscientes de ello, pero el origen de su debilidad puede remontarse a hechos lejanos en el tiempo, pero presentes en sus emociones. Hoy nos cuesta mucho perdonarnos porque, en algún momento de nuestro desarrollo, no nos enseñaron que detrás de un error casi siempre hay una posibilidad de rectificación".

La segunda clave es, según añadió, asumir nuestro presente. No sentirnos culpables por la conflictividad de las personas más cercanas, incluidos nuestros hijos. "Muchas personas se sienten responsables de lo que ocurre a su alrededor, y muchos padres sufren y se sienten muy culpables; culpables de lo que hacen sus hijos o de lo que omiten. Es posible que algunas personas piensen que los hijos son el fiel reflejo de sus padres, pero esta creencia, aunque extendida, no es exacta, ni se corresponde siempre con la realidad. Los padres influyen en sus hijos, pero no son enteramente responsables de cómo evolucionen".

La tercera clave

La tercera clave es "ser nuestros mejores amigos, querernos bien y perdonarnos mejor". "Recordemos -dijo- que las únicas personas que estaremos siempre a nuestro lado -en el sentido literal de la palabra-, somos nosotros mismos. Por ello, resulta crucial que nos queramos bien. Desde la psicología, sabemos que podemos aprender a querernos bien, y si lo hacemos, estaremos más cerca de alcanzar la felicidad que anhelamos. La fórmula para ser nuestros mejores amigos es perdonarnos por nuestros fallos y querernos por nuestros esfuerzos".

¿Por qué es tan importante aprender a perdonarnos?, se preguntó María Jesús Álava. "El perdón a nosotros mismos -dice- nos proporcionará el equilibrio que tanto necesitamos, y el perdón a los demás nos liberará de la tensión y del desgaste que provoca el resentimiento. Aprender a perdonarnos es aprender a vivir. La vida sin perdón es el fracaso del ser humano. Perdonarnos mejora nuestra autoestima, nos devuelve la paz y la tranquilidad".

¿Y cuándo debemos perdonarnos? A esto respondió la psicóloga que "debemos perdonarnos cuando nos hemos equivocado porque somos humanos, cuando hemos cometido errores que nos habría gustado evitar, y cuando nos arrepentimos, sinceramente, por el dolor que hayamos podido causar. nos ayudará el hecho de que intentemos subsanar, en la medida de lo posible, los daños que provocamos con nuestras acciones o nuestros errores".

¿Debemos perdonarnos siempre, o solo si nos perdonan los demás? "El perdón auténtico -dijo- es interno, personal e intransferible.. Por mucho que nos perdonen los demás, hasta que no nos perdonemos nosotros mismos su perdón no nos servirá".

¿Cómo perdonarnos en los momentos más vulnerables? "Algunas personas -dice- se sienten culpables por enfermar, y no poder atender como desearían a sus seres queridos, o cuando asienten que han fracasado y se han defraudado a sí mismos. Una persona segura es aquella que admite sus fallos, que intenta aprender de ellos y que no se considera fracasada por haberse equivocado. Es debilidad depender de perdón de los demás".