Fue el pionero en traducir y adaptar el teatro del "Siglo de Oro Español" para el prestigioso Gate Theatre de Londres y en introducirlo en la programación de la Royal Shakespeare Company y la BBC. David Johnston, catedrático de la Queen's University de Belfast, consiguió que el teatro español sonase con voz propia en los principales teatros de Londres, una labor por la que ha recibido numerosos premios.

El prestigioso traductor teatral ofreció ayer en la Facultad de Filoloxía e Tradución de la Universidade de Vigo una clase magistral en la que, con mucho humor, contó los secretos de su buen hacer en el mundo teatral.

Johnston asegura que la fidelidad al texto en las traducciones teatrales "es como un cachorro que te quiere mucho, se te abraza a los pies, y no te deja andar". El autor defiende así la capacidad "creadora" del traductor. "Especialmente cuando hablamos de obras del Siglo de Oro, la fidelidad es un estorbo; ha cambiado el significado de la obra y el público por lo que la labor del traductor es recrear la obra para lograr que funcione con el público actual. La experiencia teatral que ofrece la obra es lo importante, no el detalle lingüístico", destaca.

Y el resultado es que sus adaptaciones logran un éxito apabullante. La realizada para la Washington Shakespeare Company de "El perro del hortelano", "The Dog in de Manger", de Lope de Vega, que se está representando actualmente en el Reino Unido, ya fue aclamada por más de 26.000 espectadores en Estados Unidos y nominada al premio de 'Mellor pieza dramática del año".

"Las compañías inglesas tienen poco acceso al teatro español de esa época, pero realmente estas obras gustan al público; las comparan con Shakespeare y ven que es más accesible", asegura el traductor.

Johnston escuchó por primera vez el español en las conversaciones de su padre, que fue marino en el Caribe durante 15 años, con algunos de sus amigos. "En aquellos momentos Belfast era una de las ciudades más cerradas de Europa y era muy raro escuchar otros idiomas. Y a mí aquello tan desconocido me atraía", recuerda. Después, siendo profesor de inglés en Glasgow, se encontró con que las traducciones de los autores españoles "eran pésimas". "Me quejaba de la calidad y, al final, me animé a hacerlo yo mismo", cuenta.

En el mundo de la traducción teatral, David ha encontrado su lugar. "Lo que más disfruto es cuando veo las obras ya sobre el escenario. Siempre he sido muy partícipe del proceso de creación, no como otros traductores que lamentan sentirse excluidos, y aprendo mucho del trabajo de los buenos directores y actores", afirma.

El catedrático es un apasionado de Galicia y de Valle Inclán, aunque era la primera vez que acudía a la Universidad de Vigo. "Me he quedado muy impresionado del compromiso de los alumnos con la idea de que la traducción crea cultura, que es mi misma filosofía", concluye.