-En el primer centenario de la Gran Guerra, ¿cuáles son los principales aspectos que destaca en su análisis del conflicto?

-La Gran Guerra es, sobre todo, el primer capítulo en la formación del pensamiento militar contemporáneo. El segundo capítulo es la Segunda Guerra Mundial y, el tercero, la Guerra Fría, que aunque no fue guerra, fue un ejercicio de fuerza. Estos tres capítulos, a mi juicio, conforman el pensamiento militar universal contemporáneo y esto me lleva a plantear las batallas principales que acontecieron en la I Guerra Mundial, donde se dieron aspectos muy importantes como los orígenes del uso militar del gas.

-Desde el punto de vista militar, ¿cuáles fueron las batallas más importantes que se libraron entonces?

-Quiero subrayar los aspectos y aportaciones militares principales que se deducen de una serie de batallas que, en algunos aspectos, dieron paso a la Segunda Guerra Mundial. En primer lugar, destaco cinco batallas terrestres, que considero de gran importancia: la Batalla de Francia; la Batalla de Tannenberg, que tuvo lugar en Prusia; la Batalla de Verdún, la batalla de Ypres o batalla química, en que se pone en práctica la creación de los gases asfixiantes; y, por último, la batalla de Cambrai, donde se inventa el procedimiento acorazado de forma masiva. En cuanto a la batalla anfibia que me parece más importante es el Desembarco de Gallipoli, en Turquía; y, luego, la batalla naval de Jutlandia es la más importante batalla naval de la historia.

-¿Qué papel cree que jugó la Gran Guerra en la Historia Militar mundial?

-Para empezar, esta guerra creó una nueva dimensión del orden o pensamiento estratégico militar. En segundo lugar, la existencia de coherencia entre plan, fuerza, ejecución y aprovechamiento del terreno. En tercer lugar, en Tannenberg, la maniobra defensiva que se usó demostró que puede ser resolutiva, en contra de todo lo que decían las doctrinas militares vigentes de la época. En una batalla defensiva como fue la de Tannenberg, ganar y superar hasta cierto punto la inferioridad cuantitativa a base de establecer una maniobra defensiva fue una aportación importantísima.

-¿El empleo de gas químico con fines militares tuvo sus antecedentes en la Batalla de Ypres?

-En estos momentos, este es un tema en pleno apogeo y, efectivamente, la importancia de la guerra química encuentra aquí sus antecedentes porque fue en Ypres donde se empezó con el uso militar de los gases asfixiantes. Los alemanes lanzaron a la atmósfera muchas toneladas de cloro gaseoso, que el viento llevó hacia las divisiones canadienses y francesas, de las tropas aliadas. Sin embargo, algunos dicen que los alemanes tenían poca fe en los gases asfixiantes pero yo creo que no fue así, sino que ellos sabían que no podían ponerle máscaras antigás a los caballos, y como había que utilizar caballería, no podían trabajar con eso. A mi juicio, no se trataba de una cuestión de falta de fe sino que, desde el bando de los alemanes, se sabía desde el principio que abrir esa brecha solo les iba a desgastar y que, aunque pudiesen tomar materiales y prisioneros, no profundizarían hacia el objetivo.

-De cara a la Segunda Guerra Mundial, ¿también resultó decisivo el empleo de vehículos acorazados por primera vez?

-En la Batalla de Cambrai, los carros de combate se utilizaban en masa en lugar de como armas de acompañamiento, que es como que se habían empleado antes en la Batalla del Somme. En Cambrai, se utilizaron como arma en masa o de maniobra y esto le devolvía la capacidad de maniobra a la infantería, que la había perdido en virtud de las ametralladoras. En definitiva, se sientan las bases para un nuevo procedimiento acorazado en la II Guerra Mundial. Por cierto, en la Batalla de Gallipoli tuvo lugar el primer desembarco anfibio de la historia, en el que se cometieron muchos errores pero del que se aprendió mucho en materia de pensamiento anfibio, que es que se puede actuar tanto en el agua como en la tierra o en el aire. El origen de esta estrategia surgió en Gallipoli y luego se explotó extraordinariamente en la Segunda Guerra Mundial.

-Dice que la de Jutland fue la batalla naval más importante de la historia.

-Sin duda, por el número de combatientes y por el número de barcos, fue la más importante de la historia. Las partes enfrentadas eran Inglaterra, con su gran flota, y Alemania, con su flota de alta mar, que eran las más importantes de Europa y, en aquel momento, del mundo. Sin embargo, resultó fallida. Los dos combatientes quisieron entablar batalla, movilizaron sus flotas, se avistaron, se enfrentaron pero, al final, dieron media vuelta y resultó en que no combatieron.

-¿Cuáles son los aspectos positivos que extrae del conflicto?

-La participación de los Estados Unidos, que fue fundamental para resolver el conflicto. En mi opinión, fueron fundamentales dos cosas. Hay un momento decisivo que tiene lugar en 1917, cuando Rusia, que formaba parte del bando aliado junto con Francia y Reino Unido, firma un armisticio unilateralmente, se convierte en comunista y se retira de la guerra. De esta manera, retira del frente europeo más de 200 divisiones, lo que hace que Alemania, que estaba en inferioridad cuantitativa en número de grandes unidades, adquiera la superioridad cuantitativa. Entonces, Alemania empieza a hacer su ofensiva final, pero no puede llevarla al final porque empiezan a intervenir, en primer lugar, tres divisiones norteamericanas y, luego, un grupo del ejército norteamericano, que es el que decide el resultado final.