El gargojo del pino es un insecto que mide entre uno y dos centímetros y que puede generar hasta el 80% de mortalidad en las plantaciones de esta especie arbórea, planteando serios problemas a la reforestación, ya que ataca a los ejemplares jóvenes. Sin embargo, científicos gallegos y suecos han hallado una "vacuna" contra el ataque de este voraz coleóptero, según un estudio que publica la revista especializada "Forest Ecology and Management".

Los investigadores aplicaron en vivero una hormona vegetal, el metil jasmonato, a plántulas de las principales especies de coníferas de Europa -el piñeiro do país (Pinus pinaster), el pino de Monterrey (P. radiata), el pino silvestre (P. sylvestris) y la pícea europea (Picea abies)- y constataron que preactiva su sistema defensivo, de forma que, una vez plantadas en su medio natutal, aumenta su resistencia frente al ataque del gorgojo del pino.

"Esta es una hormona está en todas las cascadas metabólicas de la planta. Es una 'molécula señal' que avisa a los tejidos, hojas, yemas... que está siendo atacado y que hay que defenderse. Lo que hemos hecho nosotros es engañarla rociándola con esta fotohormona de forma artificial para que produzcan más defensas y sean luego más resistentes", explica Rafael Zas, uno de los investigadores, junto con Luis Sampedro, de este estudio, realizado por la Misión Biológica de Galicia (Pontevedra) en colaboración con la Swedish University of Agricultural Sciencies de Uppala, Suecia. El trabajo reveló la efectividad del tratamiento en las cuatro clases de coníferas, y especialmente en la de pino silvestre, cuya mortalidad por ataque del gorgojo se redujo del 40 al 7%.

En Galicia, la pulverización de soluciones con distintas concentraciones de la fitohormona se realizó sobre plántulas del piñeiro do país y de Monterrey en los Viveros de Norfor de Figueirido (Pontevedra). Entre dos y cuatro semanas después, las plántulas se establecieron en una parcela experimental en los montes de Santa Mariña do Rosal (Torroña, Pontevedra), zona afectada con frecuencia por este insecto. En Suecia, el trabajo se focalizó en el pino silvestre y la pícea europea. El estudio evalúo la resistencia y supervivencia en campo durante dos años.

Zas explica que estos resultados abren la puerta a nuevas vías alternativas de control fitosanitario más allá de los tradicionales insecticidas y fungicidas. "Es una herramienta de lucha contra las plagas que en principio, aunque hay que comprobarlo, es totalmente respetuoso con el medio ambiente", sostiene el investigador del CSIC, que añade que ahora hay que profundizar en el protocolo de aplicación, verificar que no tiene efectos imprevistos y estudiar las fórmulas para abaratar el producto para que sea rentable. Por ello, el científico gallego afirma que es importante continuar avanzando en el conocimiento de los mecanismos de resistencia de las coníferas a insectos y patógenos.