Explicar a un enfermo de cáncer que su situación es terminal; informar a una embarazada que se ha encontrado una malformación en el feto; o indicar a una señora la urgencia de una angioplastia durante la semana en la que se casa su hija. Comunicar malas noticias es, probablemente, una de las tareas más difíciles a la que deben enfrentarse los profesionales de la salud. Y en muy pocas facultades les enseñan a hacerlo correctamente.

"La comunicación con los pacientes es la base de la medicina; si falla eso, pueden fallar muchas cosas más", asegura Julia Bóveda, médico de Atención Primaria del Centro de Salud Pintor Colmeiro y miembro del grupo de Comunicación y Salud de la Sociedad de Medicina Familiar. La experta ofreció ayer y hoy un curso sobre cómo comunicar las malas noticias en la sede del Colegio de Médicos de Vigo.

La mayoría de los médicos se ven obligados a enfrentarse alguna vez a una situación de este tipo pero, especialmente, aquellos que trabajan en la unidad coronaria, terapia intensiva, sala de emergencias y oncología. "Lo que se busca con el curso es aportarles una serie de habilidades comunicativas que les pueden ser muy útiles", explica Bóveda. Para ello, la doctora se basa en un protocolo en seis etapas que desarrolló Buckman, un modelo práctico y dinámico para aplicar en el día a día. "El curso, además, trata de ser muy práctico; hacemos role-play (escenificaciones médico-paciente), vemos vídeos y analizamos distintas situaciones", describe la doctora viguesa.

Bóveda recuerda a los profesionales la importancia de elegir bien el lugar y el momento en el que se da una mala noticia ya que es algo que el paciente nunca va a olvidar. El mensaje debe ser firme, pero a la vez con un delicado equilibrio entre prudencia y esperanza. "Hay que ser muy respetuosos con los pacientes y sus familiares y saber qué saben y qué quieren saber", apunta. La doctora recuerda que, según los últimos estudios, "entre un 50 y un 70% de los pacientes quieren saber todo lo que tienen, pero hay un alto porcentaje que no, y eso hay que respetarlo". "Hay que tener un poco de técnica y un poco de arte", advierte.

Otro aspecto importante es el responder a las preguntas difíciles. "Para algunos profesionales es difícil hacerlo y les produce ansiedad, por lo que responden con evasivas". La experta asegura que los médicos tienen que perder también el miedo a decir "no sé": "Creemos que nos desvalorizamos si debemos afirmar esto y no es así, la honestidad mostrada por lo profesionales durante una entrevista aumenta la credibilidad y fortalece la relación".