-Hija del filósofo Carlos París y nieta del poeta Fermín Bouza Brey, ¿cómo se crece en una casa de intelectuales tan destacados?

-Recuerdo que cuando mis amigos venían a casa salían diciendo que yo vivía en una biblioteca. Era un ambiente muy especial, no tanto desde el punto de vista artístico como desde el punto de vista de la discusión intelectual. También soy hija de mi madre, que murió muy joven en el atentado aún no resuelto del Corona de Aragón.

-¡Vaya, lo siento! ¿Sabe que también es usted familia del presidente Mariano Rajoy, el jefe de Cristóbal Montoro, quien parece tener algún problema con el cine español?

-Sí, sí que lo sé, pero no creo que Rajoy sepa que tiene un familiar que se dedica al cine.

-¿Quiso usted siempre dedicarse al cine?

-Siempre quise ser actriz. Primero estudié Filosofía y luego presenté La Cometa Blanca y me metí en el teatro independiente.

-¿Qué pasó para que se truncase esa carrera de intérprete?

-Vi que siendo actriz tenía pocas posibilidades de llevar las riendas de mi carrera, entre otras cosas, porque esa carrera depende mucho de tu aspecto físico.

-¡Pero usted es muy mona!

Gracias. El problema es que en España, como en todo el mundo, en el cine y la televisión siguen funcionando los estereotipos de tal forma que solo las mujeres jóvenes y guapas tienen opción a ser protagonistas de las películas.

-¡Menudo panorama para las actrices de más de 40 años!

-En España estamos peleando muchísimo por aumentar el número de mujeres directoras, guionistas y productoras. Está comprobado que cuando las mujeres escriben las historias o dirigen a los personajes femeninos son personajes más ricos y más complejos. Suelen ser además personajes que protagonizan las historias, algo que no pasa, desgraciada y absurdamente, cuando escriben o dirigen hombres.

-¿Quiere decir que en este país la mayor parte de los protagonistas de las películas son hombres?

-¡El 90 por ciento! Además el papel de la mujer suele ser pasivo y lo único que hace es tratar de conseguir el amor de un hombre. Eso está tan lejos de la realidad que esto por fuerza tiene que cambiar. Hay que crear personajes femeninos muy fuertes, independientes y que no tengan como único objetivo de sus vidas el lograr el amor de un hombre.

-¿Personajes como los de "Manzanas, pollos y quimeras"?

-Siempre he intentado que las mujeres de mis historias sean protagonistas, independientes, originales y especiales hasta con sus contradicciones. En este documental lo único que he tenido que hacer es mirar la realidad que, como siempre, es más rica que los estereotipos.

-¿Qué estereotipos persiguen a las mujeres africanas que viven en España?

-Los españoles no saben cómo son y cuando se atreven a opinar sobre ellas las dibujan como a pobres desgraciaditas que llegan a España tras sus maridos. ¡Qué gran falsedad! Las mujeres africanas son seres humanos fuertes, independientes y con un proyecto de vida.

-¡Oiga! No a todas las mujeres africanas se les permite ilusionarse con un proyecto vital.

-Es cierto, pero víctimas somos todos por el modelo de sociedad que hemos creado y que perpetúa la crueldad y las injusticias. Es verdad que las mujeres que presento en este documental son víctimas no sólo de la crisis económica, sino que han sufrido también todo tipo de violencia: la de la guerra, la de la religión y, también, la de ser mujer en un continente en el que, a pesar de ser las que trabajan, están desposeídas hasta de la tierra.

-¿Cómo escapan sus protagonistas de este infierno?

-Con arrojo, con una gran capacidad de aprendizaje y un increíble sentido del humor.

-Así que a pesar de todo, son mujeres optimistas.

-Son optimistas, pero ni ingenuas ni tontas. Ven la realidad y se preguntan cómo llenar la media botella. Lo mejor es que no se rinden a pesar de haber tenido que dejar todo en su país para huir del infierno.

-Solo tienen su memoria.

-Exactamente. Y su mirada. No tienen ni una fotografía de esas que nosotros coleccionamos hasta de los momentos más absurdos de nuestras vidas. Dese cuenta de que en África, la tradición, la religión y las leyes no se alían precisamente con las mujeres.

-¡Menos mal que cuentan con María Teresa Fernández de la Vega!

-Las africanas llaman a María Teresa Fernández de la Vega Mamá África. ¡Qué injusto es que el haber nacido con un sexo u otro marque tu trayectoria vital y profesional! y ¡qué injusto es también que el haber nacido en el hemisferio Norte o Sur también te marque! La globalización no puede ser un fenómeno exclusivamente bancario. Mientras halla injusticias, la gente querrá marcharse de sus países para buscar una vida mejor. Ese es un derecho de todo ser humano.

-Pues no veo a la Unión Europea muy por la labor de ayudar a estos inmigrantes que se juegan la vida para llegar a Europa.

-Es una vergüenza. No se analiza el por qué de este fenómeno y se mira al de fuera como si fuese un enemigo. Estamos perdiendo la empatía olvidando que los problemas de miseria y violencia los hemos creado todos. Si creas el infierno, un día te acabarás quemando. Hay que buscar soluciones para que esta gente no quiera huir de sus países.

-¿Qué le dijo la Reina durante el estreno del documental?

-Cuando se acabó la Reina me comentó: "¿Pero ya ha terminado?". Me dijo que le había gustado mucho.

-¿Sabe que la camboyana Somaly Mann, que lucha contra la prostitución y es amiga de doña Sofía, ha sido acusada de mentir sobre su tortuoso pasado con el fin de obtener subvenciones para su ONG?

-No me lo creo. Somaly ha desenmascarado a las mafias de la prostitución y ahora van a por ella. Hay unas campañas tan bestias para difamar a las activistas que hasta que no vea las pruebas contra Somaly no creo a quienes las propagan.

-¿Qué opina su padre, Carlos París, de su profesión?

-Está muy orgulloso. Mi padre presume mucho de tener una hija directora de cine. La verdad es que él era más crítico durante mi época de actriz. Le gusta más lo que hago ahora.