España lleva 71 años con el horario cambiado. Desde la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe), creen que ha llegado la hora de volver al punto de partida de manera que las agujas o los números digitales de relojes, móviles u ordenadores en España marquen la misma hora que Portugal, Reino Unido o Canarias. Expertos consultados por FARO apoyan la propuesta, mientras otros creen que resultaría "difícil" cambiar costumbres "de un día para otro" y que incluso el gasto de los hogares en luz y calefacción podría ser mayor.

Los encargados de destapar la caja de los truenos en este asunto hace años han sido, cada uno por su lado, la Comisión para la Racionalización de los Horarios y el BNG. Desde la formación nacionalista, varios de sus portavoces en el Congreso de los Diputados han solicitado -sin éxito- que, al menos, para Galicia se cambie el horario y se adapte a Portugal ya que se encuentra en el mismo huso horario. Es decir, por su situación geográfica, a Galicia le corresponderían tener la misma hora que Portugal o Reino Unido. "É o máis natural. Notaríase en beneficios para a saúde, na calidade de vida", apunta Olaia Fernández, la voz del Bloque en el Congreso.

Debate en el Congreso

También desde hace unos años, lleva concienciando Arhoe sobre la necesidad de que los horarios españoles sean más parecidos al resto de Europa. Pero la asociación no se queda solo en la forma, es decir, el huso horario que se debe seguir o no. En el informe elaborado por un grupo de diputados y ciudadanos que hoy se debatirá en la Comisión de Igualdad del Congreso en Madrid, esta organización y los políticos firmantes demandan "una racionalización de horarios laborales para mejorar la conciliación de la vida personal y laboral", explica la diputada santiaguesa del PP Marta González.

"Entre los puntos más destacados del informe, añade Marta González, se sugiere un cambio de hora en España para mejorar la productividad y la conciliación" así como el establecimiento de la jornada partida en los colegios, la ampliación del permiso de paternidad y la racionalización de los horarios laborales evitando los tiempos muertos para finalizar la jornada como máximo a las seis de la tarde.

En esto último, hace hincapié Ignacio Buqueras, presidente de Arhoe, para quien España debe tener la misma hora del meridiano de Greenwich. "Es un tema de sentido común. Europa tiene dos meridianos y España hasta el año 1942 se guiaba por el meridiano de Greenwich y su horario. Llevamos 71 años fuera del meridiano que nos corresponde. Pero pasar a la hora de este meridiano, si no va complementado con una serie de medidas, indudablemente va a servir de muy poco", advierte.

"Presentismo

A continua- ción, pone el dedo en la llaga: "Nosotros consideramos que, en el ámbito laboral, hay que cambiar la cultura del presentismo que está muy arraigada en España. Esta es la cultura de que hasta que el jefe no deja la oficina, muchos trabajadores no se van. Esto es tercermundista y debe ser cambiado por una cultura de eficiencia y, por tanto, de excelencia. Tenemos que intentar ser más productivos. Somos uno de los primeros países europeos que más horas pasamos en el trabajo y menos producimos. Hay que terminar con eso".

A su juicio, las empresas se beneficiarían del cambio de hora: se saldría antes de trabajar, se disminuirían los gastos energéticos y se mejoraría la situación de los trabajadores. "Tenemos que acabar con la improvisación. El trabajador debería saber que si entra a trabajar a las ocho de la mañana, se puede ir a su casa a las cuatro o a las cinco", apunta Buqueras que solo ve beneficios en el cambio de hora.

"No se debería trabajar más; sino trabajar mejor (...) Los beneficios o perjuicios del cambio de hora dependerían de cómo se establezca el horario laboral de las empresas", opina Alberto Vaquero, profesor titular de Economía Aplicada en la Facultad de Ciencias Empresariales de Ourense (Universidad de Vigo). "Si las compañías se ajustan al horario de más horas de sol el gasto generado por los sistemas de luz y calefacción es de esperar que sean menores", apunta. "Eso sí, alerta, el gasto de los hogares presumiblemente será mayor, si se tratan de horas con escasa luz".

Una utopía viable

No obstante, para este profesor "lo que realmente se necesita es mejorar los horarios en general. En España, la jornada de trabajo es por la mañana y por la tarde, con un periodo de descanso de dos horas (donde se realiza la comida), que obliga a extender la jornada de trabajo como mínimo hasta las 19.00, siempre y cuando la jornada de mañana hubiera comenzado a las 9.00, para poder hacer las 40 horas semanales. Si se entra más tarde, se tendría que salir del trabajo incluso más tarde. La conciliación de la vida personal con laboral con semejante horario es una utopía".

Para Vaquero, el cambio es posible. Solo hay que mirar a nuestros vecinos. "En la mayor parte de los países europeos, la jornada laboral finaliza a las 17.00 horas, lógicamente entrando antes y destinando poco más de media hora para realizar la comida. Lo más parecido a este sistema lo tenemos en Cataluña que evitan eternizar el tiempo de la comida, para salir", apunta.

Efectivamente, "levantándonos más tempranos, nos acostaríamos más temprano", señala Rubén Hermida, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Galicia. El emprendedor vigués, sin embargo, reconoce que moverse a la hora de Greenwich supondría "una ruptura compleja, un cambio brusco, por el que nos adaptaríamos al ciclo natural más normal. Nadie niega que habría un impacto, incluso una época de crisis por el cambio de usos y costumbres; pero rendiríamos mucho más si estuviéramos adaptados al huso horario en el que geográficamente estamos".

Desde el Observatorio Astronómico de Compostela, Pedro Pablo Campo también se fija en la modificación de las costumbres que podrían derivar de retrasar una hora el reloj en invierno y permanecer con la misma en verano (sin adelantar una hora como se viene haciendo hasta ahora). "Llevamos mucho tiempo con el horario adelantado y ya estamos adaptados a la hora actual. Muchas costumbres están también adaptadas a ese horario. Resulta difícil cambiar costumbres de un día para otro", señala este experto.

Papel mojado

Recabando opiniones de unos y otros, personas como Ignacio Buqueras están convencidas de que el cambio de hora será aprobado por el Gobierno. Otras opiniones como la de Olaia Fernández no son tan optimistas. La diputada nacionalista explica que el informe que se somete hoy a debate en la comisión en el Congreso es eso: un informe. Su aprobación no implica que el Ejecutivo español lo lleve a cabo; sino que los partidos políticos presentarán proposiciones para su aprobación en la Cámara amparándose en un (esperado) consenso.

Es más, la diputada del BNG teme que acabe en "papel mojado" como gran parte de la Ley de Igualdad que, según ella, solo se ha aplicado al 30% y que tiene como fin, entre otros, compatibilizar horarios laborales, familiares y de ocio. Esta responsable política indica que para conciliar la vida social, laboral y familiar se precisa inversión en el sistema educativo, sanitario y de servicios sociales, justo las áreas (junto a cultura) donde más se está recortando. La también diputada, pero del PP, Marta González indicó que "en cuanto la situación se estabilice, los temas de igualdad deben ser de nuevo una prioridad".