-La última película que ha estrenado, Los últimos días, gozó de un gran despliegue de medios. ¿El cine español se está quitando por fin los complejos?

-Totalmente. Me alegro muchísimo de que haya directores valientes y tener la suerte de trabajar con ellos. Que saben mucho de cine, de su lenguaje, y que no tienen pudor en hacer géneros que no nos atrevíamos a tocar hasta ahora en España porque creíamos que no podíamos hacerlos.

-Y que son viables.

-Absolutamente. ¡Mira la película que ha hecho Jota! [Juan Antonio Bayona, director de Lo imposible]. Puede que este caso sea un poco especial porque al final entró dinero americano, pero da igual porque el cien por cien del equipo técnico de la película es español.

-¿Ha menguado el amor que dice sentir por el mar tras rodar Lo imposible?

-No, no. Pero sí te diré que le tengo mucho respeto. Mi padre es capitán de barco y he salido a navegar muchas veces. Él vendió barcos durante toda su vida. Conozco el mar y me enseñó a tenerle respeto, pero aún así me encanta y me meto en el agua en cuanto puedo. Pero siempre recordaré que tras un viaje de más de 20 horas desde Nueva York y al llegar a Tailandia, donde estuvimos en el mismo hotel [en el que reside la familia protagonista cuando les golpea la tragedia], lo primero que hizo Jota fue darme el documental sobre el tsunami de 2004 y me quedé impactada tras verlo. Me fui a la playa, me quedé frente al mar y reconozco que tuve una sensación que no había tenido nunca.

-Como vicepresidenta de la Academia está viviendo también lo que es la industria desde dentro, sus entrañas. ¿Qué le falta al cine español para eclosionar?

-Creo que concurren varios factores. Hay un sector de la población que no va a ver cine español muy injustamente, porque lo tienen prejuzgado...

-Parte de culpa tendrán muchas de las mediocres producciones de las últimas décadas...

-Creo que el error es hablar de cine español porque el cine no debería tener nacionalidad, no deberíamos verlo desde ese punto de vista. En España hay mucho talento y sí es verdad que hemos hecho películas muy malas, pero las hay en todas las cinematografías del mundo.

-Se me ocurre recordar al recientemente fallecido Alfredo Landa, que hizo papelones tremendos y películas para olvidar. Y se le recuerda sobre todo por estas últimas.

-¡Era un actorazo! Las películas de esa época, del destape, fueron fruto de una situación histórica: tras estar muy reprimidos en muchos sentidos de repente se vivió en el país como una eclosión. El ser humano siempre tiende a los extremos y en este caso, como antes no se podía enseñar nada, pasaron a enseñarlo todo porque sí, ¡al pedo! (risas). Fue un error pero forma parte de nuestra historia. ¡Pero de la misma manera que estaban esas películas también teníamos a Buñuel, Berlanga, Fernando Fernán Gómez...! Se hicieron también películas maravillosas en esa época. El cine necesita quitarse de encima a la gente que prejuzga...

-No debe ser fácil eliminar complejos tantos años cultivados...

-Fuera complejos porque en todo el mundo se han hecho malas, buenas y buenísimas películas. Lo que hay que valorar es que en España hay muchísimo talento: actores buenísimos, de proyección internacional como no tienen muchos países. ¿Qué país tiene a un Javier Bardem, a una Penélope Cruz o a un Luís Tosar? Es gente muy potente.

-Puede que el problema esté en que quienes deben darnos ejemplo, como los políticos, no lo hacen.

-Seguramente. Pero es una gran pena porque tenemos gente con un talento maravilloso. Por ejemplo en la danza, donde hay bailarines alucinantes que son primeras figuras de los mejores ballets internacionales y que se tienen que ir fuera, donde resulta que sí les valoran. ¿Por qué no los cuidamos? ¡Como a los científicos! Los hay maravillosos en España y tienen que trabajar en el extranjero porque aquí no se reconoce su talento.

-Por cierto, cada vez que un actor se posiciona políticamente se arma una buena.

-Creo que en esta sociedad no se acepta bien la crítica, que está vista como algo negativo cuando es fundamental para el crecimiento del individuo y la sociedad.

-Con responsabilidad...

-Por supuesto. Por eso hay que tener mucho cuidado con lo que se dice y cómo se dice.

-Un ejemplo, la entrega de los Goya.

-Hubo discursos fabulosos como el del presidente, Enrique González Macho, y como el de Jota Bayona, y otros muy desafortunados porque uno tiene que saber qué critica y desde dónde critica. Porque al final los comentarios desafortunados eclipsaron a los afortunados.

-No le dan personajes protagonistas, fuertes...

-A mí los personajes buenos que me llegan prácticamente todos son para hombres... siempre suelo ser la novia de y la novia de y la novia de (risas). Y llevo haciendo de novia de no sé cuánto tiempo... No lo rechazo porque los proyectos me gustan y me apetecen, pero me da mucha pena y de hecho estoy pensando en hacer teatro otra vez porque es lo que me ha dado personajes maravillosos.

-Que pide a gritos un papel importante, vamos...

-Sí, pido un personaje protagonista (risas). Pero estoy muy contenta porque me he atrevido a hacer cosas que llevaba tiempo intentando, como el espectáculo de danza.