Una veintena de pacientes con casos de migraña crónica refractaria, que no respondía a los tratamientos farmacológicos convencionales, se han beneficiado en el Hospital Clínico de Málaga de una terapia que consiste en infiltraciones de toxina botulínica -más conocida como bótox- en varios puntos del cráneo y el cuello. Mediante esta técnica, se ha logrado disminuir la frecuencia e intensidad del dolor.