El periodista Miguel Ángel Aguilar subrayó ayer en el Club Faro que, con más de seis millones de desempleados y un 57 por ciento de paro juvenil, "el pacto es una necesidad y el Gobierno tiene la obligación que liderarlo". Para el veterano columnista de "El País", el acuerdo entre las principales fuerzas políticas y agentes sociales, aunque "muy difícil", es ahora "tan necesario como los Pactos de La Moncloa" de 1977.

Aguilar (Madrid, 1943), que fue presentado por el periodista Xosé María Palmeiro, director de comunicación del Consello da Cultura Galega, criticó que el Gobierno se escude, a su juicio, en el hecho de que tiene mayoría absoluta. "También la tenía Adolfo Suárez e hizo los Pactos de La Moncloa -recordó-. Rajoy está imbuido de la idea de que pactar es humillarse, y no es así". Para el también colaborador de la SER, llegar a un acuerdo es "hacer que los demás se salgan con la nuestra".

Miguel Ángel Aguilar, que comenzó su andadura profesional en el desaparecido diario "Madrid", acaba de publicar "España contra pronóstico", un ensayo que -como destacó Palmeiro-, es una "memoria personal y cívica" que incide en la idea de la "fragilidad de la democracia", y en que "los logros que aparecen a su sombra son reversibles".

Aguilar provocó en varias ocasiones las carcajadas del público que asistió a la charla-coloquio en el Auditorio do Areal, en Vigo, utilizando la ironía para hablar de las más variadas cuestiones relacionadas con la política, como las relaciones entre el Gobierno y el principal partido de la oposición.

En este sentido, opinó que el Gobierno "tiene también la responsabilidad de inducir comportamientos entre los que están en la oposición". En contraste con Aznar, que "quería un PSOE extremado", y Zapatero, que "quería que el PP se echara al monte", puso el ejemplo de Adolfo Suárez, que en su día -señaló- apoyó a Felipe González en sus peores momentos. "No dio ni agua a los que ganaron el congreso del PSOE que debía renunciar al marxismo, como Bustelo y Tierno Galván, más a la izquierda que González, porque Suárez quería una alternativa creíble".

Contó que, la única vez que cenó con Zapatero en La Moncloa, en 2004, le sugirió que el entonces presidente del Gobierno le pusiese a un cardenal una cinta con "las barbaridades que decía Jiménez Losantos" en la cadena de la Conferencia Episcopal. Con su socarronería habitual, confesó tenerle una "admiración infinita" a Losantos: "En su programa de la Cope decía que el nuncio de Su Santidad era masón. ¿Hubiéramos sido capaces en 'El País' de decir lo mismo de Jesús de Polanco, cuando aún vivía", se preguntó de forma retórica.

Habló de "la precariedad de los medios, que lleva a la indignidad en muchos casos"; y, ya en el coloquio, criticó la "instrumentalización" de Televisión Española por parte del Gobierno. Explicó que TVE "formaba parte del servicio doméstico del gobierno de turno hasta que Zapatero hizo una ley y renunció a esa ventaja, por lo que TVE empezaba a parecerse a la BBC". Sin embargo, a su juicio, "ese proceso incipiente lo ha segado" este Gobierno.

Sin entrar a valorar la situación actual de la Corona, Miguel Ángel Aguilar, defensor en su libro de una "Monarquía funcional", destacó que "el rey Juan Carlos fue un valor añadido a nuestro país: ya podíamos viajar sin tener que dar explicaciones (por el hecho de que Franco hubiese muerto en la cama). La lealtad que le debía el Ejército a él se la transfirió a la Constitución".

Criticó la "falta de ejemplaridad" en la clase política, algo que "tiene un efecto letal en cuanto a la movilización de la sociedad en España y en cómo nos ven fuera. Los corresponsales no leen otra cosa que casos de corrupción en los periódicos y ya hablan por saturación, ¡es que no se habla de otra cosa!".

No resistió la tentación de referirse al "caso Bárcenas" de un modo sarcástico. Comparó la atropellada comparecencia de María Dolores de Cospedal, en la que habló de la indemnización "en diferido" a Bárcenas, con aquel pasaje del Quijote de "la razón de la sinrazón que a mi razón se hace". "Y Rajoy, cuando va a comparecer, sale en un (televisor de) plasma -recordó-, ¡el propio que convoca la comparecencia no está!".