"Esta Iglesia estaba hecha unos zorros y el papa Francisco viene a repararla, decía ayer en el Club FARO José Manuel Vidal, director de Religión Digital. Presentado y entrevistado por el pintor Antón Pulido junto a su colega en este periódico Jesús Bastante, este último hizo una consideración introductoria" Benedicto XVI se dio cuenta de que estaba rodeado de lobos, que la Iglesia se estaba desangrando y que no podía más y con su renuncia hace un gesto revolucionario, una especie de venganza espiritual porque con ella hace dimitir también a todos los cargos de la Curia y permite la apertura de un nuevo ciclo".

En la charla-coloquio sobre "Francisco, el nuevo Juan XXIII", Bastante afirmó que la Iglesia había tocado fondo en cuanto a credibilidad social y autoridad moral, acuciada por unos escándalos a los que no sabía responder porque era la primera vez que se había roto el muro de silencio. Y Vidal redondeó lo que sostienen en su reciente libro, "Francisco, el nuevo Juan XXIII en la editorial Desclée De Brouwer. "Con un gesto espectacular y revolucionaria -afirmó- Benedicto XVI, el 'barrendero de Dios', encarrila de nuevo los pasos y favorece una primavera nueva con su renuncia absoluta al poder. Y después de hacer la limpieza de la pederastia en la Iglesia, reconoce que no tenía fuerzas físicas ni espirituales para hacer las otras dos limpiezas, la de la curia y la del banco vaticano y pasa el testigo. Eso es algo que la Iglesia le tiene que agradecier. En quince días, 115 ancianos, de una manera que parecía imposible, eligen al hombre adecuado, en el momento adecuado, cuando alrededor el resto de instituciones está en crisis".

El péndulo eclesial

Según ambos periodistas, Francisco es un papa que se ve que tiene ganas de cambio, para recentrar la Iglesia. El péndulo eclesial se había ido demasiado a la derecha. La Iglesia combina sabiamente los ciclos conservadores y progresistas. Después del largo ciclo conservador de Juan Pablo II, que culmina con Benedicto XVI, viene un ciclo progresista, de carácter moderado. " El Papa Francisco no es un partidario de la Teología de la Liberación sino más bien ortodoxo pero un hombre con ganas de cambio que va hacer una revolución tranquila. Es el primer papa latinoamericano, la iglesia deja de ser eurocéntrica y salta el océano Atlántico; el primer papa argentino, que como él dijo, lo fueron a buscar al fin del mundo. Y no un papa intelectual, como el anterior, sino un jesuita culto pero forjado en el trabajo parroquial y que por tanto se encarna en una realidad forjada en la calle".

Bastante contó cómo habían sido muchos y "espectaculares los gestos de cambio que va dando desde los primeros momentos y Vidal hablo, a preguntas de su presentador, Pulido, de los retos que se le avecinan. "Este Papa puede tener cinco o seis años de máximo rendimiento en que debe cambiar instituciones muy reticentes al cambio pero tanto él como la mayoría de los cardenales tienen muy claro que debe cambiar si no quiere que la Iglesia pierda el contacto con la sociedad".

"Es complicado -aseveró Vidal- porque no solo es un cambio interior sino exterior, pero cuenta por vez primera con una baza muy importante: el apoyo de las bases y de la misma Curia". Y Bastante apostilló: "Y no hay que inventar nada, el cambio está ahí, en ese concilio Vaticano II cuyas reformas se paralizaron y quedó congelado durante más de 30 años, dejando pendientes retos como la democratización de la Iglesia, la corresponsabilidad de los laicos, la mayor presencia de la mujer... Todo está ahí pero hay que ponerlo a andar".

A Vidal le parece que es el Papa que la Iglesia estaba necesitando y que pedía a gritos la institución. "Habíamos llegado a un clima en Europa de cisma silencioso". Y Bastante matizó esa idea: "La gente se estaba yendo fuera de la Iglesia, sin dar portazos, hacia la indiferencia, porque la Iglesia no respondía a lo que estaban buscando. Esa hemorragia se va a parar con la llegada de este nuevo papa".