Es una mezcla extraña -dijo Vidal-, de jesuita -orden que representa el poder en la Iglesia- que adopta formas franciscanas, de humildad y sintonía con los pobres, por lo que no quiere ostentaciones en el cargo. Es una combinación seductora, desde el primer momento. Cuando sale al balcón pontificio, se inclina para pedir la bendición del pueblo, sin ningún tipo de parafernalia. Desde ese momento está seduciendo a la opinión pública. El nombre, Francisco, ya fue una especial bocanada y una marca de identidad para indicar por dónde iba a ir su pontificado.

Como un cura

El Papa Francisco es un párroco, como un cura de pueblo, cercano, sencillo, humilde... Yo creo que es un hombre muy bien formado, un hombre de carácter, un hombre de gobierno y muy espiritual, marcado por los 35 años que lleva de jesuita.

Se habló del problema del celibato, y para Bastante había que dejar de pensar en bolsillo y bragueta como problemas principales. Y de la relación entre los dos papas. "Este Papa no se ha distanciado del anterior sino al contrario, lo ha reivindicado, y era muy verosímil que valore mucho la experiencia que le transmita. "Creo que es importante -dijo- que Bergoglio aproveche esta experiencia que, por cierto, le ha pasado unos 300 folios explicándola de su propio puño y letra", dijo.

Vidal reconoció que va a haber resistencias de un sector de la Iglesia y no debemos esperar cambios inmediatos y radicales porque no es lo propio ni lo suyo. "Habrá resistencias de sectores talibanizados pero se va a una Iglesia inclusiva, de todos los grupos y no unos pocos".