Lleva en su pequeña mochila un cuaderno, la pluma roja que compró con su primer sueldo y varios libros de poesía, entre los que nunca falta su imprescindible Luis Rosales. Daisy Villalobos, una joven escritora y artista viguesa, acaba de publicar "Los paisajes de tu mano izquierda" (Ed. Olifante), un poemario que le prologa uno de sus maestros, el reciente Premio Cervantes Caballero Bonald.

-¿Cuáles son esos paisajes que guarda la mano izquierda?

-Se trata de un solo poema largo que concibo como un viaje hacia la casita en el campo con la que sueño desde que era una niña. El poemario comienza muy oscuro, hablando de la ceguera, las heridas sin curar, y va evolucionando hacia la luz; es una especie de juego en el que las personas se intercambian y en el que se enfrentan pasado, presente y futuro.

-Se trata de un viaje muy personal, ¿cómo espera que lo sienta el lector?

-Esta es la idea con la que yo lo concibo y cada lector podrá quedarse con una imagen, un verso, un pensamiento... Los que me leen dicen que soy muy pictórica escribiendo y es que, realmente, suelo ver primero la imagen y luego la traduzco en palabras. Mi único deseo, como el de todos los escritores, es que quien me lea lo disfrute.

-Y usted como lectora, ¿qué encuentra en la poesía?

-Yo leo sin entender, veo imágenes y, de repente, me encuentro con algo que me sacude, con un verso que se queda conmigo durante días. Le debo mucho a Luis Rosales, a quien considero mi maestro poético, aunque también a Pessoa, a Oroza, a Lorca, a Neruda, a Caballero Bonald...

-Que uno de sus maestros, Caballero Bonald, le prologue su libro ha debido de ser una alegría.

-Ha sido todo un lujo y me siento muy afortunada. Tuve la suerte de que mi padre, Nelson Villalobos, realizó junto a él una carpeta de poesía y serigrafías, "Barcos". Cuando fue a entregársela a su casa de Madrid yo no dudé en acompañarle. Me encontré con una persona muy cercana y amable y me enamoré de su biblioteca. Le había mandado un tiempo antes el poema y él mismo se ofreció a prologármelo, lo que para mí fue como un sueño.

-¿Cuándo comenzó a escribir poesía?

-Antes de aprender a escribir, porque les dictaba a mis padres los poemas que se me ocurrían. Cuando aprendí a escribir fue increíble; creo que leer y escribir es lo mejor que te puede pasar en la vida.

-Y en medio de tantos maestros a los que admira, ¿es difícil encontrar su propia voz?

-Dificilísimo., esa es la gran labor del poeta, por eso creo que es tan importante leer a muchos autores diferentes e ir buscando tu propio estilo. Yo noto que voy evolucionando mucho y procuro no releerme porque nunca terminaría de cambiar cosas. Publicar es la mejor manera de no hacerlo.

-Ha estudiado Bellas Artes, ¿las letras se comen al dibujo?

-La pintura y el dibujo me ayudan mucho a escribir. Yo concibo todas las ramas artísticas unidas; llevo imágenes poéticas a la pintura, meto una fotografía en un poema o pinto una poesía. No los puedo separar.