Después de los profundos y elaboradísimos discursos de Benedicto XVI, el Papa Francisco está ofreciendo en estos primeros días de pontificado una predicación mucho más sencilla, muy sudamericana, casi una trasposición directa de lo que podría ser una homilía de parroquia rural. Eso sí, con una notable capacidad de llegar al corazón de la audiencia, e incluso de generar carcajadas. Un ejemplo tomado de la alocución de ayer, en el rezo del primer Ángelus dominical de Jorge Mario Bergoglio como pastor supremo de la Iglesia católica. Según algunas estimaciones, le escuchaban en la Plaza de San Pedro unas 300.000 personas. Glosaba el pasaje del Evangelio de la mujer sorprendida en adulterio y el posterior gesto de perdón de Jesús.

Francisco recordó que apenas era obispo, en 1992, llegó la imagen de Nuestra Señora de Fátima a Buenos Aires y se celebró una gran misa para los enfermos. Fui a confesar a aquella misa. Y casi al final, me levanté, porque debía administrar una confirmación. Pero vino una anciana, humilde, muy humilde, octogenaria. La vi y le dije: "Abuela -porque así le decimos a las personas ancianas: abuela-, ¿quiere confesarse?". "Sí", me dijo. "Pero si usted no ha pecado...". Y ella dijo: "Todos tenemos pecados...". "Pero tal vez el Señor no la perdona...". "El Señor perdona todo", me dijo. "¿Segura? ¿Pero cómo lo sabe usted, señora?. "Si el Señor no perdona todo, el mundo no existiría". Sentí ganas de preguntarle: "Dígame, señora, ¿usted estudió en la Gregoriana?", Porque esa es la sabiduría que da el Espíritu Santo: la sabiduría interior ante la misericordia de Dios. Antes de rezar la oración a María, el Papa Francisco saludó con un: "hermanos y hermanas, ¡buenos días!". Y al final del acto se despidió con un "buen almuerzo y buen domingo", provocando un aplauso casi interminable.

El Pontífice había sido acogido con una fuerte ovación, ondear de banderas y vítores. Bergoglio dio las gracias a los presentes por acompañarle y de nuevo pidió que rezasen por él, lo mismo que imploró tras presentarse a los fieles el 13 de marzo cuando fue elegido el 266 Papa de la Iglesia.

Francisco preguntó a los fieles: "¿Habéis pensado en la paciencia de Dios, la que tiene con cada uno de nosotros? Esa es su misericordia, siempre tiene paciencia, nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si vamos a Él con el corazón arrepentido".

En su línea sencilla, de pastor, contó que ha leído un libro del cardenal alemán Walter Kasper sobre misericordia y que le había hecho mucho bien. Sonriendo y bromeando, precisó: "no penséis que hago publicidad de los libros de mis cardenales».

Jorge Mario Bergoglio contó a los fieles que ha elegido el nombre en honor de Francisco de Asís, el patrón de Italia, lo que refuerza sus relaciones con este país, ya que su familia procede del norte italiano.

En la ventana del apartamento papal, donde todavía no vive, colgaba un dosel, a la espera de que elija el escudo de su pontificado. Antes del ángelus, ofició misa en la parroquia de Santa Ana, en el Vaticano, en cuya homilía dijo que el gran mensaje de Dios es la misericordia y que Jesús no ha venido al mundo por los justos, sino por los pecadores.

El Pontífice -que reactivó ayer la cuenta en twitter, @pontifex- almorzará hoy con la presidenta de Argentina, Cristina Fernández.