"La Iglesia está en un periodo de grandes cambios; literalmente, un cambio del corazón humano, de penitencia y conversión". El arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el cardenal Timothy Dolan, envió este mensaje a los fieles de su diócesis en forma de carta pastoral, para compartir sus impresiones en Roma antes de la celebración del cónclave, y en ella subraya que el próximo Papa realizará grandes cambios en la Iglesia.

Después de ocho congregaciones generales -mañana se celebrará otra-, puede decirse que los cardenales tienen claro que el Vaticano tiene que cambiar y la Iglesia también. La reforma de la curia, que Benedicto XVI fue incapaz de hacer según dijo él mismo el pasado Miércoles de Ceniza, resulta inaplazable. Y, paralelamente, ha de surgir un Papa que, según el historiador Alberto Melloni, debe ser "pastor, que sepa mostrar el rostro sonriente y misericordioso de Dios a las mujeres y a los hombres contemporáneos. Y que pueda, con colaboradores adecuados, renovar el rostro de la curia romana y garantizar mayor colegialidad".

"El nuevo Papa tendrá que estar rodeado de personas provenientes de diferentes ámbitos que trabajen junto a él como los músicos de una orquesta", declaró ayer al diario "La Stampa" el cardenal sudafricano Wilfrid Fox Napier. A su juicio, el nuevo Santo Padre debería tener entre 60 y 67 años.

"Creo que es necesaria la presencia de alguien que provenga de un lugar en el que la Iglesia es dinámica y es vivaz, en búsqueda de respuestas y puesta a prueba constantemente (...) Puede tratarse de Asia, América Latina y África, pero también existen áreas en América y Europa donde se está registrando este tipo de renacimiento", aseguraba el purpurado.

En las congregaciones se ha hablado del gobierno de la Iglesia y de las relaciones entre los dicasterios, del escándalo de "Vatileaks" y de la necesidad de un cambio de rumbo. A favor de una gestión diferente y de la necesidad de reformas se han pronunciado, entre otros, el alemán Walter Kasper, el austriaco Christoph Schönborn, el húngaro Péter Erdö y el español Antonio María Rouco, entre otros.

Según recogía ayer el periodista vaticanista Andrea Tornielli, algunos purpurados, como Camillo Ruini y Stanislaw Dzwisz, han tratado de trazar un "perfil" del futuro Papa, mientras que otros, como Angelo Scola, han hablado de la naturaleza de la Iglesia; o del tema de la verdad, como Angelo Bagnasco.

En las reuniones también se han debatido otras cuestiones, como la nueva evangelización y la necesidad de una Iglesia más cercana a los problemas de la gente, así como los desafíos de la bioética, temas éstos abordados sobre todo por el arzobispo de Buenos Aires,Jorge Mario Bergogli, y el cardenal Crescenzio Sepe.

La mujer en la Iglesia

El pasado viernes, Día Internacional de la Mujer, los cardenales abordaron el papel de las mujeres en la Iglesia y el de los laicos, y su importancia en la nueva evangelización. También se habló del diálogo interreligioso y de la pobreza.

Aunque al cónclave entrarán varios cardenales como favoritos porque las distintas candidaturas van teniendo sus apoyos -entre ellos el arzobispo de Milán,AngeloScola; el brasileño OdiloPedro Scherer, arzobispo de SãoPaulo; el canadiense Marc Ouellet y el cardenal de Boston, Sean O'Malley-, existe la impresión de que el cónclave no será ni fácil ni rápido, y que puede surgir la sorpresa.