Juan Francisco Mariño lleva tiempo buscando a sus antiguos compañeros de la Cruz Roja del Mar de Vigo. Ya no son tiempos para aquel ¿Quién sabe dónde? del popular Paco Lobatón o el almibarado Sorpresa, Sorpresa de Isabel Gemio, desaparecido hace ya tiempo y que Jorge Javier Vázquez trata de revivir semanalmente en Telecinco con un espíritu ´más moderno´.

Ahora, las búsquedas de personas se realizan a través de Internet. Y Facebook se lleva la palma. Pero aún así, el método no siempre es infalible. Juan Francisco creó hace un tiempo un grupo en la red social, Voluntarios Cruz Roja del Mar de Vigo, pero el objetivo que persigue todavía no se ha cumplido. Al menos, no todo. "Ya he localizado a uno, Peleteiro, lamentablemente fallecido", cuenta este audaz buscapersonas que asegura conocer el paradero de otro de sus antiguos compañeros: "Hay, al parecer, otro chico que ya me han dicho que está en la URE. Pero, de momento, nada más".

Junto a Lourdes (más conocida por Luli), su hermana gemela, Flor, Tono, Manolo, Camilo, Gerardo..., y otros tantos más de cuyo nombre dice no acordarse -"los años no perdonan"-, Juan Francisco asegura haber vivido durante aquella época aventuras que cuenta con nostalgia. Se divierte narrando el fallido rescate de una joven en la playa de Arcade y que terminó por ser una pequeña huida de la muchacha y un chico a Cangas. "Lo chocante de todo es que ella era la hija de un mando de la Guardia Civil", cuenta.

Pero si hay una anécdota que dice recordar es la de un muchacho que invitó a toda la cuadrilla de la Cruz Roja las consumiciones en un día de regata en la playa de Canido. "Al enderezar un barco que acababa de volcar un chico", cuenta, "perdió la orza y se echó a llorar. La buscamos y encontramos. Se la devolvimos y el muchacho no nos lo agradeció". Equivocados estaban.

De acuerdo a su narración, cuando él y sus amigos disfrutaban de unas cervezas tras poner fin a su jornada de trabajo y se disponían a pagarlas, el camarero les anunciaba que el joven al que habían ayudado aquella tarde se había hecho cargo de sus consumiciones. "Esa historia me dejó marcado. Supongo que se estaba forjando una buena persona", asegura.

Y asegura tener mil anécdotas más que recuerda con enorme cariño. "Una señora incluso amenazó con denunciarnos porque al rescatarla del agua perdió su dentadura postiza", apuntilla. Ahora, Juan Francisco espera poder recordar ésta y muchas más en compañía de la cuadrilla que de 1978 a 1981 vistió con él el uniforme de voluntario y vigilaron la costa viguesa durante tres veranos. Lo que el tiempo ha separado, que lo unan las redes sociales.