Entró silencioso. Observando con esa mirada suya, tan ágil, el auditorio repleto de personas. Carlos Oroza, acostumbrado al silencio de sus paseos por la ciudad, en los que las palabras le salen al encuentro y él las atrapa con tiento, abandonó su disfrazada timidez cuando comenzó a recitar. Allí, ya satisfecho en el hábitat de sus palabras, el poeta logró hacer temblar al público con su "Évame" en una voz arrolladora, y le reencontró con la magia de la poesía oral.

Carlos Oroza (Viveiro, 1933), uno de los grandes poetas vivos contemporáneos, fue el artífice anoche de una imagen que pocas veces puede verse alrededor de un género como la poesía: un auditorio lleno hasta la bandera con personas de todas las edades y representantes institucionales de todos los colores (desde el alcalde, Abel Caballero, a la delegada de la Xunta en Vigo, María José Bravo Bosch, el secretario xeral de Cultura, Anxo Lorenzo y Corina Porro, presidenta del Consello Económico y Social de Galicia); personas en la calle a las que no dejaron pasar y una despedida con todo el público en pie, emocionado, aplaudiendo a un pequeño gran hombre. "Me dais la fuerza y la calidez para seguir con mi proyecto moral", agradeció el poeta.

La presentación en el auditorio del Centro Social Novacaixagalicia de Vigo del libro definitivo de Carlos Oroza, "Évame", que la Editorial Elvira ha convertido en una joya bibliográfica, permitió además otra imagen insólita, la de reunir a tres de los grandes poetas españoles: Xosé Luis Méndez Ferrín, Pere Gimferrer y Carlos Oroza, unidos por el amor a las palabras y una admiración a tres bandas nacida hace casi cincuenta años. "El autor de este prodigio es Carlos Oroza, un tipo peligroso, con una sonrisa provocativa cuya presencia es cotidiana en la ciudad pero, al mismo tiempo, un misterio", definió al poeta Rogelio Garrido, subdirector de Faro de Vigo y presentador del acto.

La entrada en el Gijón

Méndez Ferrín recordó la primera imagen que tuvo, en el año 1963, de Oroza entrando en el Café Gijón junto a Umbral. "Fue un gran acontecimiento la presencia de Oroza en Madrid, que me descubrió mi amigo Uxío Novoneyra. Desde entonces, el discurso poético de Oroza ha ido creciendo y enriqueciéndose. Vi como se multiplicaba a sí mismo y llegaba hasta nuestros días siendo un poeta totalmente distinto a todos los poetas del mundo".

Gimferrer, miembro de la Real Academia Española y Premio Nacional de las Letras en 1998, prologa el libro. "Pocos poetas han sido capaces de reelaborar su obra como él", alabó. También él se sintió atrapado por los recitales de Oroza en los años 60 en Madrid. "Después, como hizo Rimbaud en Abisinia, Oroza se eclipsó voluntariamente en Vigo y estuve muchos años sin saber nada de él", relató.

Fue Nelson Villalobos -el artista y alma de la recién creada Editorial Elvira,-quien le envió, hace dos años, un poema de Oroza, el origen del nacimiento del libro.