Primero fueron el tabaco y el alcohol y ahora les llega el turno a las bebidas azucaradas. Son ya varios los países que, en la lucha contra la obesidad, imponen tasas especiales a los refrescos para evitar el consumo excesivo, especialmente entre la población infantil y adolescente.

Francia aprobó el año pasado este impuesto y ahora Italia quiere sumarse a la iniciativa. Hoy presenta en el Consejo de Ministros un proyecto de ley que contiene "medidas urgentes para promover el desarrollo del país mediante un mayor nivel de tutela de la salud". Entre las nuevas medidas se encuentra la introducción durante los próximos tres años de una tasa dirigida a los productores de bebidas sin alcohol con azúcares añadidos y edulcorantes de 7,16 euros por cada 100 litros comercializados, mientras que para los de bebidas espirituosas será de 50 euros por cada 100 litros. Una lata de Pepsi, por ejemplo, costará tres céntimos más.

Este tipo de impuestos son aplaudidos en Galicia por los endocrinos. "Son subidas leves que, aunque no privan a nadie del consumo, sí lo reducen bastante ya que hay que tener en cuenta que los mayores consumidores son los adolescentes y los niños, que cuentan con poco presupuesto; son buenas medidas porque desincentivan el consumo al tiempo que mantienen la libertad individual para consumir", valora Felipe Casanueva, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad y jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del CHUS.

En España, el 19% de los niños padece obesidad y el 26% sobrepeso. El doctor Casanueva asegura que las bebidas azucaradas inducen a la obesidad, sobre todo entre adolescentes, porque se consumen de forma habitual durante el tiempo de ocio. "La subida moderada de impuestos debe sumarse a otras pequeñas medidas que, junto a la educación, nos ayudará a combatir la obesidad", explica.

Casanueva es consciente de que "no son medidas milagrosas, como ya se ha visto en Estados Unidos con la prohibición de las máquinas expendedoras en los centros educativos, donde se ha comprobado que el efecto es mínimo. Sin embargo, la lucha contra la obesidad solo es posible si se suman pequeñas medidas", insiste. De esta forma, opina que el gobierno español debería plantearse alguna medida de este tipo. "Los gobiernos francés e italiano demuestran al menos que consideran la obesidad un problema importante, algo que en España aún no hemos conseguido", lamenta.

El consumo excesivo de estas bebidas es lo que las convierte en verdaderas bombas calóricas. Por poner un ejemplo claro, los expertos aseguran que si una persona se toma diez latas de refresco en un día, ingiere las mismas calorías que una comida completa, un incremento que, día a día, provoca un aumento de peso en periodos muy cortos por las cantidades tan elevadas de energía que se consume y su rápida absorción. Además, tal y como explica el doctor Casanueva, "se trata de calorías sin calidad ya que el que las toma no se siente saciado".

A esto se une, el "efecto de adicción" que provoca su consumo según añade el doctor Ricardo García-Mayor, jefe de Endocrinología del Chuvi. "Cuando se adquiere el hábito es muy difícil abandonarlo y la gente, incluso los adultos, no consiguen prescindir de ellos aunque sepan que les hace mal", apunta. Este tipo de bebidas "estimulan la producción de insulina, lo que influye en la producción de la grasa".

García-Mayor admite que se consuman un día especial o en una fiesta de cumpleaños, "el problema está cuando se toman a demanda, tal y como nos encontramos en muchos casos". El experto no se muestra muy optimista con los resultados que ofrecen medidas impositivas de este tipo. "Son medidas bienintencionadas pero está demostrado que estas campañas solo tienen efecto una pequeña temporada. Es en cada casa donde hay que atajar estos hábitos", indica.

Por su parte, el doctor Rafael Tojo, especialista en nutrición infantil, recuerda que las únicas bebidas que benefician a los niños son "el agua y la leche. Todo lo demás es secundario y solo deberían consumirse de forma muy excepcional", advierte. Tojo insiste también sobre el valor calórico de cada lata de refresco y como derivan en el aumento del peso corporal. La cantidad máxima de azúcar tolerada para un adulto es de 5 a 7 cucharadas cafeteras. Tan sólo una lata de refresco contiene esa cantidad.