Además de su aplicación en la medicina, la genética también es una herramienta clave en las investigaciones criminológicas, como ayer se encargaron de defender las ponencias de Vanesa Álvarez, investigadora del Instituto de Ciencias Forenses de la universidad compostelana, o de Antonio Salas, profesor de medicina legal en el mismo centro, en el curso “Testemuñas que nunca menten” sobre criminología que organiza la Universidade de Santiago. La genética forense es la aplicación de los conocimientos que los estudios sobre el ADN otorgan a la resolución de problemas judiciales, como una investigación biológica para determinar el grado de parentesco o, a través de los rastros celulares, averiguar la identidad de un delincuente. Y también sirve para identificar a las personas en desastres de masas o cuando los cuerpos resultan muy destrozados.

¿Cuales son las ventajas del ADN para facilitar este tipo de investigaciones? Con la excepción de los gemelos univitelinos, el genoma de cada individuo es único, se hereda de los padres y no varía en los distintos tejidos de un individuo ni tampoco a lo largo de la vida. En definitiva, el ADN se erige como una prueba objetiva y que además es medible, circunstancia que anula, por ejemplo, el error del 50% que hay en los reconocimientos policiales de un sospechoso.

Vanesa Álvarez explica que son distintos los tipos de ADN que se pueden utilizar en función de las investigaciones, de las pruebas existentes y de la información final que se necesite. Así, el ADN mitocondrial heredado de la madre se utilizará en casos cuyas muestras se encuentran muy degradadas, mientras que el ADN nuclear, concretamente, el cromosoma sexual Y - determinante del sexo masculino- juega un papel importantísimo en la investigación de agresiones sexuales. Al analizar sistemas presentes en el hombre y también en la mujer el perfil de la víctima puede enmascarar el genoma del agresor lo que dificulta la investigación. En el caso del cromosoma Y todas las interferencias de la víctima son eliminadas. Pero al mismo tiempo, la desventaja de este cromosoma es que no se puede individualizar a una persona, ya que no se puede saber exactamente el individuo, podría ser cualquier familiar por vía paterna.

Antonio Salas da un paso más y de una manera mucho menos técnica y más conceptual señala la influencia del origen geográfico en un perfil genético como una aplicación más complicada que también se utiliza en investigaciones criminales. Es más como un retrato sociológico del supuesto culpable.

Este procedimiento se utiliza cuando no hay pistas sobre el aspecto físico de un sospechoso, pero sí restos celulares que tras su estudio permite elaborar un perfil genómico se define su procedencia geográfica, lo cual determinará cierta información sobre sus rasgos faciales y permitirá la realización de un retrato robot.