Tos, silibancias, problemas bronquiales, dificultad para respirar... Son "síntomas muy frecuentes" entre la población, pero que se dispararon entre los marineros que participaron en la limpieza del fuel del buque Prestige, hundido frente a las costas de Galicia en 2002. Estos problemas respiratorios fueron aún más acusados entre los que no utilizaron mascarillas, según un estudio que acaba de publicar la revista Occupational and Enviromental Medicine. La investigación, dirigida por el experto Jan-Paul Zock (del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental de Cataluña, Creal), constata que los síntomas aún eran persistentes cinco años después de la catástrofe.

El estudio es el primero que analiza las consecuencias a largo plazo a la exposición prolongada al fuel del Prestige. El mismo grupo de investigadores ya evaluó en 2004 los síntomas que evidenciaban los marineros. Entonces, explica Zock a FARO, "ya vimos cómo la incidencia de los problemas respiratorios era mucho mayor entre los que habían participado en las tareas de limpieza". En ese momento se hizo una encuesta entre 6.780 marineros. "Lo que hemos hecho es continuar con el trabajo", explica el investigador, con otras 501 entrevistas a pescadores que estuvieron en contacto con el fuel, y otros 177 que nunca participaron en las tareas de limpieza.

Sin protección

"Comparamos estos dos grupos inicialmente pero, de entre los marineros que sí habían estado en contacto con el vertido, analizamos por separado a los que habían usado algún tipo de protección", apunta Zock. Y éstos últimos "tenían aún más problemas, por eso nos hace pensar que fue algo determinante".

El director de la investigación, en la que ha participado el Sergas, no puede afirmar que estos problemas se hayan vuelto crónicos o hayan causado secuelas entre los marineros. "Este año tendremos los resultados de las pruebas clínicas" a las que han sometido a parte de las personas que han sido objeto del estudio. Será entonces cuando la investigación determine si los problemas bronquiales o la dificultad para respirar que fueron diagnosticadas en 2008 a algunos marineros persiste a día de hoy.

Para Jan-Paul Zock fue "muy importante lo que sucedió durante los primeros días de noviembre [de 2002, tras el inicio del vertido] porque los marineros fueron los primeros en salir con sus propios medios, sin la equipación adecuada". A este respecto, los autores de este informe (Persistent respiratory symtoms in workers clean-up 5 years after the Prestige oil spill) creen que, "pese a la catástrofe, podemos aprender de los errores". Por eso Zock apuesta por crear unas reglas internacionales que obliguen a usar "la protección adecuada en caso de vertido".

El estudio proseguirá y los autores esperan localizar también a algunos voluntarios que trabajaron en la limpieza de crudo en las costas. "Sería muy importante saber si también tienen síntomas", culmina Zock.