El Vall d´Hebrón coordina en España un megaestudio europeo sin precedentes para confirmar que mantener el cerebro a temperaturas de 33 o 34 grados durante las 6 horas posteriores a un ictus minimiza el daño cerebral. El proyecto cuenta con un presupuesto de once millones de euros. Veinticinco países europeos se han unido para probar en 1.500 pacientes este nuevo tratamiento con el que minimizar las secuelas del ictus a través del enfriamiento del cerebro en las horas posteriores al episodio.

El ensayo clínico, presentado ayer en Bruselas, se basa en estudios piloto. "Enfriar al cerebro durante las seis horas inmediatamente posteriores a un ictus, a temperaturas cercanas a los podría ser la clave para reducir la magnitud del daño cerebral producido", aseguró Carlos Molina, coordinador de la Unidad de Ictus del hospital barcelonés, desde donde se gestionarán 800.000 euros del presupuesto. Además, del Vall d´Hebrón, participarán los hospitales Josep Trueta de Gerona, Son Dureta de Palma de Mallorca, Ramón y Cajal de Madrid, el de Albacete, San Pablo de Barcelona, General de Asturias y Clínico de Valladolid.

Estos centros han sido seleccionados por sus buenos resultados en atención al ictus y porque cuentan con la infraestructura adecuada para esta patología y equipos de neurólogos de guardia permanente.

La hipotermia terapéutica, que ya se usa con éxito tras paradas cardíacas, busca provocar una suerte de hibernación del cerebro con el fin de reducir la necesidad de oxígeno y reducir los posibles daños. El tratamiento resulta "increíblemente seguro", según sus promotores, y puede ser llevado a cabo con equipos que ya están disponibles en los hospitales.

Tras los "prometedores resultados" de las primeras pruebas, los investigadores buscan ahora un ensayo a gran escala que permita, si los resultados son los esperados, generalizar la práctica en Europa.

"El desafío ahora es reclutar en un periodo de tiempo relativamente corto a 1.500 pacientes con ictus isquémico agudo, con una atención especial a aquellos para los que no hay un tratamiento realmente efectivo o que muestren una respuesta limitada a las intervenciones estándar", explicó Stefan Schwab, responsable de la Universidad Friedrich-Alexander, de Erlangen-Nuremberg (Alemania).

Los responsables del estudio han asegurado en una rueda de prensa que el tratamiento podría ser utilizado en unos 350.000 pacientes cada año en Europa, salvando unas 14.700 vidas y dejando sin secuelas a más de 25.000 personas. En total, cada año se registran en el continente 1,8 millones de hospitalizaciones por ictus, un problema que es la mayor causa de muerte en Europa tras los episodios cardiacos isquémicos.

"Cada día 1.000 europeos mueren por ictus, es decir, uno cada 90 segundos", recordó el jefe de neurociencia del Centro de Ciencias del Cerebro de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), Malcolm Macleod. El ensayo clínico será coordinado por el consorcio EuroHYP-1 y participarán 60 universidades y hospitales de 25 países (todos miembros de la UE salvo Turquía, Croacia y Noruega).