El papa Benedicto XVI advirtió ayer de que las leyes que impiden objetar a los sanitarios a la hora de practicar abortos, el destierro de la vida pública de símbolos religiosos como el crucifijo y la imposición de cursos de educación sexual o cívica son "amenazas" a la libertad religiosa.

En este sentido, Benedicto XVI lamentó, durante su discurso anual a los miembros del cuerpo diplomático acreditados ante la Santa Sede, que en los países de Occidente, la religión sufre una "marginación creciente", exigiendo, a su juicio, que los ciudadanos ejerzan su profesión sin referencia a sus convicciones religiosas, "e incluso en contradicción con las mismas".

Ante esta situación, agradeció que el Consejo de Europa haya adoptado una resolución que protege el derecho del personal médico a la objeción de conciencia frente a ciertos actos como el aborto que, según apuntó, "lesiona gravemente el derecho de la vida". Además, en cuanto a la "marginación" de fiestas y símbolos religiosos, también se mostró satisfecho de que algunos países europeos se sumaran al recurso presentado por el gobierno italiano en la causa del crucifijo en los lugares públicos. Más aún, exhortó a los gobiernos a respetar el derecho de las familias a decidir la educación de sus hijos.

Asimismo, el pontífice se confesó "consternado" ante los atentados que han causado la muerte a cristianos de Irak y, por ello, pidió a los dirigentes del país que trabajen junto a los cristianos para velar por su seguridad. También ha lamentado los actos terroristas contra los fieles reunidos en una iglesia de Egipto.

"Aprecio la preocupación por los derechos de los más débiles y la clarividencia política que algunos países de Europa han demostrado en estos últimos días, pidiendo una respuesta concertada de la Unión Europea para que los cristianos sean protegidos en Oriente Medio", puntualizó. En todo caso, animó a diseñar programas que, "desde la escuela primaria y en el marco de la enseñanza religiosa", enseñen a respetar a todos.

En este sentido, hizo una "mención especial", entre todos los perjuicios a la libertad religiosa, a la ley contra la blasfemia vigente en Pakistán que, a su juicio, "es un pretexto para cometer injusticias y violencia contra las minorías religiosas".