Cerezales no solo fue quien descubrió literariamente a Laforet sino quien acabaría casándose con ella y creando una familia numerosa –cinco hijos– que terminó, también, agobiándola hasta separarse de su marido en 1970. Entre las cláusulas de la separación: el compromiso de no revelar en sus novelas aspectos de su vida conyugal. El temperamento bohemio de la escritora no se avenía con las convenciones sociales de su época.

–¿Cómo entra Cerezales en su vida? ¿Se enamora? ¿No era un hombre demasiado serio para un temperamento bohemio y juvenil como el de ella?

–Laforet conoce a Manuel Cerezales (entonces todavía se llamaba Manuel González Cerezales) en Madrid, a través de una amiga común, Linka Babecka. Y se enamora de él. Lo ve un hombre seguro de sí mismo, atractivo y solícito que, además, parece ser relativamente influyente. Es todo lo contrario de lo que es ella, y por eso se enamora. Porque Laforet tenía un fondo bohemio y libre, pero otra parte de ella era sensible a la vida burguesa y ordenada, de la que procedía. Esta parte de su carácter sujetaba a la otra y viceversa.

–¿Cómo definir a Cerezales, en sus orígenes y en su trayectoria?

–Cerezales era un hombre con una sólida formación intelectual que, sin embargo, no hizo una gran carrera profesional o ésta tuvo muchos altibajos. Excelente lector, de ideología requeté en su juventud y temperamento retraído porque su formación transcurrió lejos de la familia. Un hombre discreto, distante, profundamente católico y enamorado del periodismo.

–¿Y cómo explicar el tipo de relación que mantuvieron, su evolución?

–Pues fue un matrimonio como tantos, con sus altibajos. Se respetaban mucho pero resulta evidente que para Laforet casarse supuso, en poco tiempo, una decepción. Pero los hijos, que se sucedieron los primeros años del matrimonio, no daban mucho tiempo para pensar. Yo creo que ellos se vieron muy pronto muy sujetos, a pesar de su juventud, por las obligaciones contraídas.

–Antes de llegar a Vigo por causa de Cerezales, ella cuenta en algún lado que ya había venido a veranear a Raxo, en Poio...

–Sí, aunque no sabemos el motivo de la elección de Raxo. La familia pasa allí los tres meses de verano de 1956, de julio a septiembre, en una casita blanca, alquilada, frente al mar. Es un momento agridulce para Laforet: su novela La mujer nueva, pese al sustancioso premio económico que ha obtenido, no ha merecido la acogida que ella creía que merecía, siente además que su vocación de novelista se esfuma y su amistad con Lilí Álvarez, un punto de apoyo en los años anteriores, empieza a dar muestras de fatiga. Su verano en Raxo es melancólico, preguntándose si no podría romper todas las ataduras y ganar en libertad.

–Extraño que no viniera a vivir con Cerezales... ¿Es suficiente razón la del colegio de los niños? Porque si no era el primer año, 61-62, podía haberlo arreglado todo para el segundo…

–Sí, es cierto. Fue una apuesta grande porque de hecho el matrimonio al regresar Cerezales a Madrid, concluida la experiencia en Faro de Vigo, ya se había acostumbrado a la independencia mutua y no pudieron superar ese distanciamiento contraído. Hasta el punto de que cuando Cerezales regresa a Madrid ella alquila una casita en Cercedilla donde pasa varios días a la semana. Laforet dice en una carta a Emilio Sanz de Soto que su negativa es una decisión meditada, aunque no dice por qué. De haber ido a Vigo, siguiendo a su marido, hubiera tenido una vida más compacta en lo familiar, pero renunciando a su vida madrileña, a sus amistades, a su autonomía, a la invisibilidad que ofrece la gran ciudad … Demasiadas renuncias, cuando al otro lado la esperaba una vida de esposa, que ella siempre detestó.

–Publica un articulo "Hacia el Noroeste" en FARO, en 1962, cuando viene a pasar el primer verano a Cangas ¿Da alguna clave ese artículo de algo?

–No, es un artículo en el que da cuenta de la empresa que suponía irse de vacaciones, "hacia el noroeste" (o sea Galicia), con cinco niños pequeños (al menos dos de ellos), una asistenta, maletas, viaje en tren …

–¿Por qué en Cangas y no en Vigo? ¿Dónde y cómo pasaba el tiempo? ¿Empezó y acabó allí Insolación? ¿La inspiraría algo?

–Sí, que elija Cangas y no Vigo ya da idea del distanciamiento conyugal en el que viven. Lo lógico es que se hubiera quedado en Vigo junto a Cerezales pero incluso allí, por tres meses, se crea una separación física. Él trabajando en el Faro y la familia en Cangas.

–Ella acudió a un acto que se celebró en Faro en 1962, una cena. Raro, con su carácter...

–No, que tuviera el carácter retraído no significa que a todo dijera que no (aunque casi). Seguramente se vio obligada. Hubiera sido motivo de muchas habladurías que para una vez que la esposa del director del Faro estaba en Vigo de vacaciones no acompañara a su marido a una cena del periódico.

–Ese mismo año acude a la Fiesta del Albariño y coincide con Cunqueiro, Castroviejo…

–Sí, no sabemos gran cosa de la anécdota más que pensar que la relación con Cunqueiro debió de ser muy cordial, de lo contrario ella no hubiera aceptado.

–¿No hay ningún feeling de la Laforet escritora con la personalidad literaria de Cunqueiro?

–Creo que la complicidad les podía venir por el sentido del humor. Cunqueiro era un hombre divertidísimo contando historias y a Laforet le encantaba reír. Seguramente ese era su mayor placer, reír, divertirse, conjurar con la risa la parte sombría de la vida. Cerezales, por el contrario, no tenía ningún sentido del humor.

–En 1963 volvió de vacaciones acompañada de otra escritora, Rosa María Cajal. ¿Tiene algún significado esa compañía?

–Laforet daba una gran importancia a la amistad y supo rodearse de amigos fieles que la adoraban. Cajal permaneció a su lado muchos años. Digamos que en sus frecuentes idas y venidas el ir con una amiga llamaba menos la atención, y Cerezales lo prefería. Pero es una lástima que Rosa Cajal destruyera toda su documentación y no nos dejara el testimonio de su amistad con Laforet. El motivo puede estar en que su relación se enfrió mucho en los últimos años, no sabemos por qué.

–¿Tiene que ver la vuelta de Cerezales a Madrid con problemas familiares?

–Cerezales regresa a Madrid en noviembre de 1964 y supongo que los motivos para dejar la dirección del periódico fueron varios. Según la información que posee el antes director de FARO, Ceferino de Blas, habían surgido problemas con los propietarios, especialmente con el hijo de Josefina de Lema, lo que debió crearle incomodidad. Por otra parte, ya llevaba tres años fuera de casa, a muchos kilómetros de distancia, los chicos crecían ….

–Consuelo Burell fue catedrática de literatura del instituto vigués Santa Irene entre 1942 y 1961. Aunque no era viguesa podría llamarse "la conexión viguesa de Laforet"...

–Supuso mucho para ella cuando Burell fue su profesora de literatura de niña en Las Palmas y hablaba a sus jóvenes alumnas de la Residencia de Estudiantes, del ambiente intelectual que se vivía en Madrid en los años 20 y principios de los 30, de Lorca, de Salinas…