Tras la repercusión mediática mundial que generó la “Silla de Meira”, instalación de cuatro metros de altura que firma junto al escultor Roberto Brañas, Xulio Lago expone hasta el próximo día 30 su obra pictórica más reciente en Casa del Libro de Vigo, en una muestra que reúne piezas de tres series: “Batallas pictóricas”, “Arquitexturas” y “Peiraos”. El artista vigués reconoce que nunca pensaron que una intervención que tenía como fines poner en valor un espacio natural y realizar un ejercicio de creación libre que no supusiera ningún coste, pudiese dar la vuelta al mundo.

-¿Qué presenta en esta exposición?

-Una colección de doce piezas y otra de cinco. Se trata de una pequeña retrospectiva del trabajo realizado en los últimos cinco años que resume mis dos líneas de trabajo: la abstracta y la “simulación figurativa”.

-¿Llegaron alguna vez a imaginar que la “Silla de Meira” tendría tanta repercusión?

-De ninguna manera. Este tipo de repercusión la tienen otro tipo de artistas, más conocidos y con más recursos mediáticos. Por eso estamos sorprendidos de recibir mensajes de personas que nos dicen que la vieron en Nueva York, París, Berlín... y críticas que la aprecian más desde el punto de vista artístico que del mediático. Pero no podemos subirnos a la parra por este éxito ni tampoco que esto no dé valor al resto de nuestro trabajo.

-¿Qué pretendían con esta intervención?

-Estos dos últimos años están siendo muy complicados. Los circuitos de arte se mueven con los cuatro o cinco artistas ya conocidos y que venden, y no hay forma de entrar, y bajo esta presión no hay manera de crear. Roberto [Brañas] y yo pensamos en qué podíamos hacer que no nos supusiese dinero y que tampoco pudiese venderse, y se nos ocurrió magnificar un objeto, algo que se se ha hecho repetidas veces en arte, y surgió lo de la silla. Luego, la colocamos en ese enclave, como una forma de reivindicar su valor, para ver la reacción de los vecinos. Siempre pensamos que habría un rechazo, pero ocurrió lo contrario.

-¿Qué ha sido de la silla?

-La conservo en mi estudio, como un objeto de culto.

-¿Han recibido alguna oferta por ella?

-Un ayuntamiento de Madrid nos la ha pedido para el Valle de los Sueños, un espacio que alberga medio centenar de obras de artistas internacionales. Pero la silla no aguantará la intemperie, por lo que estamos pensando en hacer otra pieza, que probablemente ni sea una silla. Estamos proponiendo a los museos de arte contemporáneo una especie de ruta, con la silla metida en una urna como símbolo de que es algo que ya ocurrió, y nos gustaría que el MARCO de Vigo abriera esta itinerancia.

-Tras la expectación causada por la silla y ante el silencio sobre su autoría, un promotor se presentó como su artífice. Si no hubiese ocurrido esto, ¿se hubiesen mantenido en el anonimato?

-Es que el misterio formaba parte de la intervención: ¿quién la ha puesto?, ¿que hace ahí? Lo del promotor es indignante. Hay un grupo en Facebook para que la silla sea considerada escultura oficial de Meira y que tiene ya 700 miembros, y este promotor está pidiendo que se cierre porque alguna gente está hablandos1 mal de él.