El Centro de Artesanía Tradicional de Vigo (CAT) enseña a casi 40 niños que los juguetes tradicionales pueden ser los más divertidos. Para ello ha convocado, además del taller de cestería que se imparte por tercer verano consecutivo, dos nuevas actividades de juguetes y diseño de camisetas.

En la planta superior, atentos a las explicaciones de Chus Barreiro y Belén Alonso, cinco pequeños se afanan desmontando un televisor viejo para construir un robot entre todos. "La caja será la cabeza", explica Chus. Además, cada uno está haciendo su propio robot móvil a partir del diseño de su profesora. Belén, que trabaja con materiales reciclados, los anima a añadir detalles a sus muñecos. "Empiezan con una misma plantilla y la van cambiando a gusto de su imaginación. Lo que en realidad trabajamos es la creatividad. Se pueden hacer cosas con absolutamente todo", afirma la profesora.

El director del CAT, Manuel Estévez asegura que lo más importante es "mantener la filosofía del centro, que los niños vean que aunque ahora los juguetes sean tan modernos detrás puede haber un gran trabajo de artesanía". Para Estévez, es esencial que no se pierdan "ni la inventiva ni el trabajo manual".

Además, el director confiesa que los talleres se organizan pensando tanto en los niños como en sus padres. "Los padres en verano a veces necesitan que sus hijos se queden en algún sitio mientras trabajan, y los niños están encantados, escogen el taller que más les gusta , conocen a otros niños y se divierten mientras aprenden", apunta Estévez.

"Nos lo pasamos muy bien - dice Mario, de ocho años - , yo quiero repetir el año que viene". Y no es el único, ya que tal y como ha asegurado el director del CAT la mitad de los niños que realiza algún taller en el centro repite el verano siguiente. De hecho, para muchos de los "cesteiros" es el tercer año que participan en el curso.

Esta actividad la imparte Antonio Suárez Davila, último representante de la tercera generación de una familia de artesanos de la cestería.

La planta baja del centro está repleta de mimbre y canastas fabricadas por los niños. Los mayores, de hasta 15 años, elaboran cestos enormes y entretejidos formando distintos dibujos. Los más pequeños, desde los seis años, hacen cestitas más sencillas y de menor tamaño. "No sé si se lo voy a regalar a mi madre o me lo guardo yo. Después quiero venderlos", confiesa Sofía, de seis años, mientras cruza las varillas de su canasta. El próximo taller, dedicado al diseño de camisetas, empezará a impartirse el próximo 16 de agosto.