Concibe la música como un lenguaje universal que atrae a gente de todas las edades y países. Y habla de ese carácter internacional por experiencia. El pianista gallego Pablo Galdo ha regresado a Galicia después de una gira de conciertos por Rusia, Letonia, Estonia, Finlandia y Suecia, países "con una gran tradición musical". "La acogida fue muy buena y pude contar con un público numeroso, algo importante para un artista", explica el ferrolano, profesor de piano en el Conservatorio Superior de Música de Vigo. "Son países con una tradición muy arraigada y la acogida es diferente a la que se puede tener en otros países", añade.

Pianistas de prestigio mundial comoAndrás Kemenes, Imre Rohmann o Elisso Wirssaladze fueron sus maestros. "De todos se puede aprender y todos ellos me han aportado algo profesionalmente", indica Galdo, que se ha formado la Academia Franz Liszt de Budapest, la Universidad Mozarteum de Salzburgo Salzburgo y el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú. "Los jóvenes no nos vamos fuera por cuestión de oportunidades, sino porque es algo necesario para enfrascarse en las enseñanzas de los grandes maestros y escuelas musicales", asegura.

Gracias a esa formación internacional el pianista gallego ha sido invitado de nuevo por el departamento de piano de la Academia Nacional de Estonia para impartir clases en esa institución el próximo año. "Las nuevas generaciones muestran interés por este tipo de música y, aunque es una disciplina muy dura, merece la pena", reconoce Pablo Galdo. "Lo fundamental es sentir interés por la música y tener claro que es una vocación con la que disfrutas. No se puede transmitir si el propio intérprete no lo siente", añade.

En la agenda del pianista gallego figuran conciertos en China y Corea del Sur en el mes de junio, actuaciones en Hungría en julio y su debut en la sala Weill del Carnegie Hall de Nueva York en octubre. "No estoy nervioso con el estreno en Nueva York, sino que estoy deseando debutar en esa sala y ya estoy preparando un programa atractivo", explica Galdo.