En una época en la que más que nunca está vigente eso de que el tiempo es oro, todavía existe una parte de la sociedad que está dispuesta a regalar el suyo para mejorar las condiciones de vida de otros a cambio no precisamente de unas monedas, sino de una sonrisa y de la convicción de estar haciendo lo correcto. Son los voluntarios.

Aunque en general la palabra suele asociarse con aquellos que cruzan medio mundo para echar una mano sobre todo a los habitantes de países en vías de desarrollo, no hay que ir tan lejos para ayudar. Aquí hay mucho qué hacer: : limpiar ríos, recoger colillas en las playas, acompañar a ancianos que viven solos y darles un poco de conversación, visitar a enfermos de cáncer en los hospitales o ayudar a los inmigrantes a conocer mejor el idioma de su tierra de acogida. En la misma Galicia existen 700 entidades que trabajan en el día a día en el entorno más próximo gracias a la colaboración desinteresada de más de 34.000 personas. Todas ellas tienen hoy algo que celebrar y a todas se les rindió un homenaje en el día de ayer con la celebración del Día Internacional do Voluntariado.

La Xunta, que reconoce la labor que desarrollan estos ciudadanos, considera que su trabajo no está reconocido como debería. Por ello, según avanzó la conselleira de Traballo e Benestar, Beatriz Mato, el próximo año se creará un nuevo Servizo Galego de Voluntariado Xuvenil. Si la titular del departamento avanzó hace unos días que el objetivo del programa será "evaluar los proyectos" y facilitar la "viabilidad de las asociaciones" a través de un registro de voluntarios, el responsable de esta subdirección xeral, Ovidio Rodeiro, añade que se trata de "formalizar" el altruismo de estos ciudadanos a través de un registro oficial que se complementará con un reconocimiento acreditativo, en forma de certificado, de las tareas que desarrollen.

"Se trata de implementar, de cara a mediados o finales de 2010, un nuevo modelo de gestión del voluntariado en el que se dé formalidad al tema", explica el subdirector xeral. La formalidad de la que habla Ovidio Rodeiro no tiene nada que ver con la frivolidad o la superficialidad, sino con garantizar al voluntario juvenil –hasta 30 años– un documento que acredite su labor.

"Cualquier entidad, municipio o universidad podrá presentar un proyecto que será valorado y después habrá una bolsa de voluntarios que, según su perfil, se integrarán en el proyecto", explica. Para que eso sea posible hay que dar antes un paso previo: la elaboración de un registro de voluntarios autonómico. En él se podrán apuntar aquellas personas interesadas en ayudar, especificando su formación e intereses, de modo que las asociaciones puedan hallar el perfil qué más "encaje" en sus necesidades. "Algo así como el servicio de colocación, simplificando mucho", comenta Rodeiro.

"La gran ventaja sería que tendría un componente de educación formal", subraya el responsable, quien destaca la importancia de "acreditar" un trabajo. "Porque un chico trabajando un par de meses de voluntario adquiere una experiencia y eso se certificaría por la Xunta y por la propia entidad", añade.

Traballo e Benestar promueve la acción voluntaria en Galicia de tres maneras: colaborando con las tres universidades gallegas, que desarrollan programas propios, subvencionando a entidades inscritas en el Rexistro de Acción Voluntaria da Xunta (como Cáritas o Cruz Roja) para realizar proyectos y apoyando a los municipios que también desarrollan estas líneas. En total, el Gobierno destina un millón de euros a estas iniciativas, entre las que se incluyen dos programas propios: el Voluntariado en Defensa do Monte Galego y el programa "Volangteer", un proyecto europeo que persigue promover el uso del gallego entre los extranjeros que estudian en Galicia.

En general, como constata la Xunta, las personas que están dispuestas a ceder su ayuda a los demás son jóvenes y personas mayores. Ambos grupos tienen una característica en común: la posibilidad de contar con tiempo para ofrecérselo a sus congéneres. A todos ellos la Xunta dedicó la Semana do Voluntariado, que incluyó la presencia de un stand gallego en el congreso del sector de Murcia, una visita de una delegación de jóvenes gallegos a instituciones portuguesas y una declaración institucional.