"Una mano amiga en momentos complejos, una ayuda y un respaldo para reestructurar el núcleo básico familiar cuando las circunstancias son adversas". Así define la conselleira de Traballo e Benestar, Beatriz Mato, el Programa de Integración Familiar (PIF) de Galicia, que tiene como objetivo reconducir la actitud de padres desprotectores con sus hijos para que estos puedan seguir conviviendo con ellos. Ahora mismo, el Programa de Integración atiende a 221 niños de 132 núcleos familiares gallegos.

El perfil de los padres que suele verse implicado en este programa es el de una pareja con dos o tres hijos a su cargo con problemáticas sociofamiliares cronificadas. Pueden tener que ver con situaciones de alcoholismo, drogadicción, enfermedades graves que implican un deterioro progresivo del individuo o problemas psíquicos. Además, según explicó la Fundación Meniños, que se encarga de desarrollar este programa en Galicia, no han tenido que llegar a depender de subsidios y con anterioridad no les ha sido retirada la tutela de ningún otro de sus pequeños.

No obstante, 114 de los 221 menores que en la actualidad se benefician de las atenciones del programa están ya en centros o en acogimiento temporal con una familia ajena. Según Meniños, los problemas se vuelven más difíciles de resolver y la reintegración del menor en la familia se complica cuando las problemáticas se hacen "cronificadas". En estos casos, el objetivo es que el menor pueda volver a vivir en una situación de protección con su familia de origen.

Los restantes niños, 107, no han tenido que abandonar el hogar de sus padres biológicos. El programa, en este caso, intenta preservar la convivencia familiar y la seguridad de los pequeños en su seno reduciendo los factores de riesgo.

Desde que el programa está en funcionamiento más de 700 familias y 1.600 niños se beneficiaron de unas medidas que pueden prolongarse durante dos años e incluso más de modo excepcional.

Precisamente ayer la Fundación Meniños presentó su propio balance, aunque limitado a analizar desde 1993 a 2004, para comprobar si este plan ha dado de sí los frutos suficientes. En el informe se constata que, tras finalizar la intervención, el 42 por ciento de los menores podía considerarse de nuevo parte de una familia protectora, mientras que en el 58 por ciento de los casos hicieron falta otras medidas de protección, como el recurso a centros o familias de acogida.

No contentos con ver a corto plazo qué ocurrió, la Fundación Meniños estudió la evolución de los niños que se quedaron con su familia biológica, para comprobar si la actitud protectora se mantuvo con los años. Fue así en un 83% de los casos. En el resto, retornaron a una situación de riesgo. Además, los expertos comprobaron que el porcentaje de éxito se incrementaba a un 51% desde un 30% cuando la metodología utilizada se basaba en potenciar los recursos familiares y no tanto en tratar de solventar los déficits.