El turismo de mochila y alpargata vuelve con fuerza a Galicia. La crisis obliga desde hace meses a quienes se atreven a viajar a echar mano de la calculadora y apretarse el cinturón. Los principales damnificados en el caso gallego están siendo restaurantes y hoteles, dos sectores que concentran casi el 70% del gasto turístico y que ven cómo parte de su antigua clientela se desvía a establecimientos de menor categoría y precios más asequibles. En el casco antiguo de Santiago ha dejado de ser una estampa habitual ver a alguien tomándose una mariscada a cualquier hora, aunque eso sí, los Telepizza hacen su agosto.

Y es que los hábitos de los turistas se han tenido que adaptar a la situación económica y eso se refleja también en las estadísticas. Durante el primer semestre de 2009, los viajeros no residentes alojados en Galicia se gastaron 200,35 millones de euros, es decir, casi 44 millones menos que en el mismo periodo del año anterior.

Pese a esta caída del 18% en los ingresos del sector, los hosteleros gallegos temen que lo peor esté por llegar y alertan de que desde que empezó la crisis su volumen de negocio se ha reducido ya entre un 25% y un 30%. Un golpe que no han logrado aliviar este verano ni siquiera con las ofertas de última hora ni con la bajada generalizada de las tarifas.

No todo el sector, sin embargo, se ha visto perjudicado por igual por el afán ahorrador de los turistas. Mientras los alojamientos más baratos, como los campings, aguantan el tipo e incluso mejoran su ocupación, los hoteles de cuatro y cinco estrellas pierden clientes e ingresos. Pese a las ofertas utilizadas por muchos de estos establecimientos como efecto reclamo, los hoteles gallegos ingresaron en el primer semestre del año 11,7 millones menos que en 2008.

En cuanto a la restauración, la comida ha sido otro de los placeres sacrificados por los turistas durante su visita a Galicia. Entre los meses de enero y junio los visitantes se gastaron 56,8 millones de euros en disfrutar de la gastronomía gallega frente a los 74,2 millones que habían dejado en el sector restauración un año antes. La otra cara de la moneda son los establecimientos de venta de comida preparada y los supermercados, el único sector en el que sube el gasto de los turistas al pasar de 2,9 millones en el primer semestre de 2008 a 3,2 en el mismo periodo.

Las mariscadas, con todo, no son lo único a lo que están dispuestos a renunciar nuestros visitantes. El presupuesto dedicado a ocio también cae prácticamente a la mitad, pasando de generar 12 millones de ingresos a apenas 6,7.

Los familiares y amigos son otros de los grandes perjudicados, ya que puestos a reducir gastos el turista prefiere ahorrar en regalos y souvenirs –1,7millones de euros menos dedicó a este capítulo– que privarse de otros caprichos, algo de lo que ya han empezado a dar fe las vendedoras de recuerdos de la Catedral compostelana.

En global, los turistas siguen gastando más de 100 euros al día, pero los últimos datos apuntan a que podría dejar de ser así en poco tiempo. Frente a los 115,8 euros en los que cifraba el IGE el gasto medio de los viajeros en el primer trimestre, entre abril y junio la cifra bajó hasta los 101.

Por provincias, A Coruña sigue concentrando el mayor gasto –110,15 euros por persona al día en el primer semestre de 2009– aunque Pontevedra –con 110 euros de gasto medio– es la única que logra mejorar las cifras de 2008.