En pleno centro de Extremadura, la villa cacereña de Alcuéscar, antaño encomienda de la Orden de Santiago, ha visto pasar la historia por sus calles y edificios, de los que quedan testimonios como la magnífica iglesia visigótica de Santa Lucía del Trampal o la iglesia parroquial de la Asunción, además del castillo que un día tuvo.

Aunque las casas señoriales o la ermita del Calvario han presidido durante años la vida de Alcúescar, los protagonistas más importantes de su pasado son los dos templos que han marcado el curso de la villa. La Basílica de Santa Lucia está situada a escasos metros del Manantial del Trampal, al que debe su nombre. Santa Lucía surge de la tierra de un paraje de extraordinaria belleza en la falda de la sierra del Centinela.

Construida en torno al segundo tercio del siglo VII, está considerada como uno de los mejores ejemplos de la arquitectura hispano-visigoda existentes en toda la Península. Otro de los edificios que destaca en Alcuéscar es la iglesia parroquial de la Asunción, templo gótico- renacentista construido durante los siglos XVI y XVII. Remodelada en numerosas ocasiones, mezcla diferentes estilos que enriquecen el conjunto.

Llama la atención la convivencia de columnas clasicistas del siglo XVII y salomónicas del XVIII, así como su retablo mayor de principios del siglo XX.

En arquitectura civil sobresalen construcciones como la antigua Casa de la Encomienda, la única que tuvo la Orden de Santiago en la provincia de Cáceres. Existen en sus calles otros edificios que atestiguan el rico pasado que ha dejado la historia a través de los siglos, coronados por numerosos escudos nobiliarios.