“Hoy no estoy pa nadie, hoy no estoy pa na”. Se entiende que, como reza este estribillo de Raimundo, la resaca es un estado delicado en el que uno no está para demasiada virguería neuronal ni con buena disposición para recibir inoportunas visitas. En el concierto del sábado, uno de los que se quedó esperando en el portal fue Pitingo. Aunque el título “soulerías” se parece sospechosamente a las “blueslerías” del ex Pata Negra, la música del guitarrista está lejos de las fruslerías del nieto de “la Pitinga”. En ocasiones, los estilos como el blues, el flamenco, el rock, el reggae y el son cubano parecen expuestos en la música de Amador de un modo demasiado abrupto y discontinuo: puede parecer que no entran en un proceso dialéctico y creativo más amplio, y temas como el “Ay morena” o “Blues de la frontera” parecen cercenados por cambios bruscos de estilo (con la consiguiente sospecha del efectismo, lo tópico o lo frívolo). Pero su fraseo o la aparición recurrente de algún motivo en diferentes temas (como en “Ay morena”, que abrió el concierto, y en “Volveré”, que lo cerró) lo carga de cierta coherencia y “narrativa”. Y si no, echamos mano del libro de historia de la música, decimos que es una especie de ensalada musical actual y nos quedamos tan anchos.

Otro que se quedó a la puerta de casa del “resacoso” Amador fue Monk. Si bien demuestra su simpatía al pianista con una versión del “Blue Monk”, la convalecencia de los excesos nocturnos no es demasiado amiga de conversaciones densas o complicaciones armónicas, como la de aquella figura del jazz, que puedan agudizar las cefaleas. Raimundo se ciñe a las convenciones básicas del flamenco y del blues que domina con maestría (aunque claro, hay más de B.B. King o los Allman Brothers que de Gerardo Núñez o el Niño Josele).

Se evitó también la compañía del que habla y habla siempre de lo mismo sin decir nada sustancial y que puede acabar enervando en los momentos de fatiga. La aparición del estilo tipo Santana, en el que puede que parezca caer a veces, es sólo un espejismo como se pudo ver en el solo en “Blues de la frontera”, “Pantera” o en la versión del “Red Baron” de Billie Cobham (detallazo por su parte): es un guitarrista no sólo poseedor de una gran técnica, sino que también da muestras de un fraseo original e imaginativo.