Amelie Van Esbeen, la anciana belga de 93 años que mantuvo en marzo una huelga de hambre durante una semana y media para pedir que le fuese aplicada la eutanasia, murió ayer después de que un médico distinto al suyo cumpliera su deseo.

En un primer momento, las autoridades médicas negaron a la mujer el derecho a la eutanasia por no reunir los criterios establecidos por la legislación: “afección incurable grave” y “sufrimientos “constantes, insoportables y que no podían ser calmados”. El nieto de la mujer, Danny Van Den Dorpel, señaló que “lo esencial” es que finalmente se aprobara la demanda de eutanasia y que, además, el caso de su abuela ha permitido reabrir el debate sobre la eutanasia en el país.