"Jesús nos dijo que hay que amar al enemigo, pero no que tengamos que vivir con él". Ésta y otras frases brillantes fueron pronunciadas ayer en el Club Faro por Walter Riso, catedrático universitario y especialista en relaciones de pareja, que ofreció una amenísima conferencia-coloquio sobre cómo identificar y afrontar los "amores difíciles".

Riso recordó que entre un 20 y un 30 por ciento de la población posee estilos afectivos "potencialmente peligrosos", y que el amor supone todo un "problema de salud pública", ya que provoca la mitad de las consultas psicológicas. Abogó por que se enseñara esta materia en los colegios.

Tras ser presentado por la periodista de Faro Sandra Penelas, el psicólogo clínico detalló las causas de dichos amores difíciles, y afirmó que "la gente se equivoca más cuando se casa que cuando se compra un piso": antes de la adquisición inmobiliaria se comprueban los materiales de la vivienda, la insonorización, su ubicación... Sin embargo, no se suelen analizar racionalmente las ventajas e inconvenientes que acarreará una relación duradera.

El especialista italo-argentino afincado en Barcelona definió el amor como "una construcción social y personal", y subrayó que "lo importante no es el sentimiento, hay que pensar el amor".

Causas

Entre las causas de los amores difíciles, citó el autoengaño del que piensa que le quieren, cuando no es así. "El poder lo tiene el que necesita menos al otro", destacó.

También dijo que el amor puede no valer la pena cuando para estar con alguien nos exige sacrificar nuestra vocación y nuestro talento natural. "Es a los que les exigen: si me quieres, deja la música. Y luego, a los 60 años, dejan a la mujer por un saxo", ejemplificó el psicólogo.

Otro amor difícil es el que obliga a renegar de nuestros principios y valores éticos, morales, políticos o religiosos. "El amor no vale tanto -aseguró Riso-. Tal vez el amor universal, pero es diferente al de pareja. Amo a los niños de Biafra, pero no espero que hagan nada por mí. En el amor de pareja hay reciprocidad: esperas recibir a cambio fidelidad, cariño..."

También surgen dificultades cuando falla alguno de los tres elementos que configuran un amor sano: el eros, la filia y el ágape.

Definió el eros como "el erotismo, la chispa, el juego y el deseo del otro", no solamente el puro sexo. Es el enamoramiento y la pulsión de la que hablaba Santo Tomás: "El eros es concupiscente". Lleva a la frase "no puedo vivir sin ti".

El psicólogo advirtió que ese deseo no debe llevar a un amor incondicional, al "hagas lo que hagas, te amaré igual".

La filia, por su parte, equivale a la amistad, que tiene un componente mucho más racional que el enamoramiento. "No decimos nunca me amisté de alguien -apuntó Riso-, nos hacemos amigos de las personas que queremos que sean nuestros amigos, porque nos agradan y encajan con nosotros".

El ágape, en fin, es el cuidado por el otro, el amor tierno y compasivo, el que entra en acción cuando, por ejemplo, la pareja se encuentra enferma.

Walter Riso explicó también que otra de las razones por las que falla el amor es la personalidad de uno de los miembros de la pareja. "Se nos dice que hay que aceptar al ser amado tal como es -señaló-, pero hay maneras de ser que son francamente insoportables, que enloquecen al otro". Son ocho "estilos afectivos" potencialmente peligrosos, a cuya descripción dedicó buena parte de la conferencia y también su último libro, "Amores altamente peligrosos". De ellos sería mejor no enamorarse.

Para evitarlos, Riso sugirió una serie de preguntas que debemos hacernos: "¿Mi dignidad personal sufre? ¿Me puedo realizar personalmente? ¿Puedo desarrollar una amistad, aunque no sea perfecta? ¿Existe deseo? ¿Hay ágape?"

Walter Riso recordó que todo amor implica un riesgo, pero que el eros, el enamoramiento, tarda unos 15 días antes de engancharnos sentimentalmente a una persona, lo que nos deja tiempo para meditar si nos conviene una relación.

"Que se junten Angelina Jolie_y Brad Pitt_es perfecto"

La conferencia de Walter Riso (Italia, 1951) estuvo cuajada de frases ingeniosas y ejemplos de la actualidad. Al hablar de la competición que se establece cuando la pareja puede ser deseada por otras muchas personas, se refirió a dos famosos actores. "Que se junten Angelina Jolie y Brad Pitt es perfecto -apuntó-. Así no tienen que competir con el Mercedes Benz, con el chalet, con la plata...

Respecto al estilo afectivo narcisista, más abundante en los hombres, destacó que menosprecian a los demás y no soportan la crítica. Tienden a la masturbación y padecen dificultades en el afecto, pero en el mundo de la empresa "una compañía fichará antes a un narcisista que a un obsesivo-compulsivo, que tardará un mes en tomar una decisión".

Otro tipo prevalente en los hombres es el antisocial o sociópata: son maltratadores e infieles y sienten la vida como una lucha por la supervivencia.

Los esquizoides o ermitaños (90% hombres) son "agujeros negros" desde el punto de vista afectivo, son "analfabetos emocionales" y no tienen relaciones sexuales.

Los histriónicos, más mujeres que hombres, necesitan ser el centro de atención de la vida de su pareja; reducen el amor al deseo y son sentimentales, teatrales y exhibicionistas.

Los agresivos/pasivos, por su parte, se caracterizan por sabotear constantemente la relación.

Los paranoides son desconfiados y padecen celos incluso retrospectivos, mientras que a los obsesivos les aterra perder el control y carecen de espontaneidad.

De los tipos descritos por Walter Riso, el esquizoide y el antisocial "no tienen cura" y el paranoide tiene mal pronóstico, mientras que el narcisista, el histriónico, el obsesivo y el límite pueden ser tratados con éxito por un profesional.